(Editado por Analía Doña) A Luciana Sequeira la torturaron. La golpearon, la quemaron, la violaron. Tenía cortes en la vagina. Agonizó algunas horas y murió por la gravedad de las heridas sufridas en un brutal abuso sexual del que está acusado un compañero del colegio. "Esto fue un femicidio, no una violación", advierte la hermana de la víctima.
Destruida como toda su familia, Yolanda brindó duras declaraciones al diario La Nación después de que los médicos les revelaran detalles del macabro ataque que sufrió la joven de 17 años en la habitación de un hospedaje de Villa Atamisqui, Santiago del Estero.
La prima de Luciana fue la última en verla con vida. "Me voy a hacer unas copias para el colegio", declaró que le dijo. Dos horas después, desde el hospital del pueblo llamarían a la casa de los padres de la adolescente para comunicarles que la habían ingresado en grave estado y que la debían trasladar al Hospital Regional.
Luciana fue encontrada inconsciente y ensangrentada en un albergue transitorio. Fue tal la pérdida de sangre que sufrió, que murió por la hemorragia.
"Los médicos nos dijeron que tenía cortes en la vagina, que la quemaron, no saben si con un cigarrillo o con un encendedor y que tenía signos de golpes", reveló su hermana.
"La torturaron. Esto fue un femicidio, no una violación. Desde un principio nos dijeron que no tenía esperanzas de vida, que solo un milagro la podía salvar", expresó con dolor y bronca.
El acusado del ataque sexual, cuya carátula puede pasar a femicidio una vez que se tengan los resultados de la autopsia, es un compañero de la escuela de Luciana. "Es menor de edad e hijo de un policía", advierte Yolanda con temor a que la causa quede impune.
"Por eso pedimos justicia, que esto no quede en la nada y que el acusado vaya a un correccional de menores. Nosotros nunca supimos que tenía novio ni nada. Sus amigas son las que vieron al sospechoso, dicen que ella se mensajeaba con él por WhatsApp", contó.
El dueño del hotel declaró como testigo que los adolescentes llegaron al lugar y pidieron una habitación. Una hora después, el joven se retiró solo. Esto les llamó la atención por lo que el personal del albergue acudió al cuarto y fue entonces cuando se toparon con la joven ensangrentada e inconsciente.
El hombre llamó a la Policía y fue la fiscal Vanina Aguilera la que dispuso la detención del sospechoso.
Graciela Barraza, mamá de Luciana, se refirió también a la tortura a la que fue sometida su hija antes de morir: "Tenía quemaduras en las piernas y también cortes y como tuvo mucha pérdida de sangre, no resistió".
"Quiero que pague con la misma pena que mi hija, porque a ella ya no la voy a encontrar más", dijo en relación al asesino.