Momento preciso en que el blindado militar pasa por encima de Zapata.
Difícil robar un camión blindado con un cuchillo. Imagen Ilustrativa.
El robo que salió mal
La elección de herramientas del ladrón fue la clave para la mala gestión: una bicicleta vieja y un cuchillo de cocina con mango de plástico. Esto reflejaba no solo su falta de recursos, sino también una desconexión total con la realidad del crimen organizado.
El ladrón tuvo un plan previo. Durante semanas, observó los movimientos del camión blindado que recogía efectivo de un banco. Notó que el vehículo se detenía en un semáforo concurrido, lo que le daba una ventana de oportunidad.
Su estrategia para el robo consistía en seguir al camión en su bicicleta, acercarse en el semáforo, abrir la puerta trasera con el cuchillo y tomar las bolsas de dinero. Para escapar, confiaba en que la bicicleta le permitiría deslizarse por callejones estrechos donde el camión no podría seguirlo. No consideró la seguridad del vehículo, los guardias armados ni la posibilidad de que su bicicleta, con una llanta desinflada, no fuera el medio de transporte ideal.
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Difícil robar un camión blindado con un cuchillo. Imagen Ilustrativa.
El 22 de abril de 2009, puso su plan en marcha. Alrededor de las 11, siguió al camión blindado desde el banco en su bicicleta, pedaleando furiosamente para mantenerse al ritmo. Cuando el vehículo se detuvo en el semáforo previsto, se acercó, cuchillo en mano, y comenzó a golpear la puerta trasera, intentando forzarla.
El camión, diseñado para resistir ataques con armas de fuego, no cedió ante el cuchillo de cocina. Los golpes, más ruidosos que efectivos, alertaron a los guardias de seguridad, quienes salieron del vehículo con armas en mano. El ladrón, al verlos, entró en pánico y pedaleó para escapar, pero la llanta desinflada de su bicicleta lo hizo avanzar a paso de tortuga. Los guardias lo alcanzaron en menos de un minuto, reduciéndolo sin disparar un solo tiro.
Durante su arresto, el autor del robo frustrado explicó a la policía que eligió una bicicleta porque creía que era "sigilosa" y le permitiría evadir el tráfico. También admitió que no sabía que los camiones blindados tenían puertas reforzadas, pensando que su cuchillo sería suficiente.
Fue acusado de intento de robo y resistencia al arresto. Dado que no causó daños significativos ni hirió a nadie, fue sentenciado a dos años de prisión, de los cuales cumplió 18 meses.