En 1994, Nicholas Barclay, un adolescente de 13 años, desapareció sin dejar rastro tras jugar con amigos en una ciudad de Texas, Estados Unidos. Años después, volvió a aparecer. Pero era toda una estafa.

En octubre de 1997, la familia Barclay recibió una llamada que parecía un milagro: Nicholas había sido aparecido vivo en España. Según las autoridades, el joven había escapado de una red de tráfico sexual infantil tras años de abuso y experimentos que, según él, habían alterado su apariencia, incluyendo el color de sus ojos y cabello.

La hermana mayor del niño desaparecido viajó a España para reunirse con él. A pesar de las evidentes diferencias físicas, lo identificó y lo llevó de regreso a Estados Unidos. La familia lo recibió con los brazos abiertos, ignorando las incongruencias que saltaban a la vista. Durante casi cinco meses, vivió con ellos hasta durmiendo en la misma habitación que su supuesta hermana.

Nicholas Barclay niño desaparecido 2
Nicholas Barclay, el niño que todavía está desaparecido.

Nicholas Barclay, el niño que todavía está desaparecido.

La estafa que salió a la luz

Sin embargo, la verdad no tardó en salir a la luz. El joven que se hacía pasar por Nicholas no era otro que Frédéric Bourdin, un estafador francés de 23 años conocido como "El Camaleón" por su historial de asumir más de 500 identidades falsas.

El estafador se encontraba en un albergue juvenil en España cuando, tras acceder a registros de niños desaparecidos, decidió asumir la identidad del adolescente estadounidense. Teñió su cabello, fabricó una historia traumática sobre secuestros y abusos, y convenció tanto a las autoridades españolas como a la familia Barclay de que era el niño perdido.

Las sospechas crecieron cuando se compararon las orejas del supuesto Nicholas Barclay con fotos antiguas del verdadero: las orejas, un rasgo único que no cambia con el tiempo, no coincidían.

Nicholas Barclay niño desaparecido
Nicholas Barclay, el niño que todavía está desaparecido.

Nicholas Barclay, el niño que todavía está desaparecido.

Además, las pruebas de huellas dactilares y ADN confirmaron lo inevitable: el joven era Frédéric Bourdin. En marzo de 1998, tras ser confrontado durante un desayuno, confesó su verdadera identidad, admitiendo que era un estafador buscado por Interpol.

Fue arrestado y condenado a seis años de prisión en Estados Unidos por estafa de pasaporte y perjurio, antes de ser deportado a Europa, donde continuó con sus engaños.