El 8 de julio de 2014, Lars Mittank, un joven alemán de 28 años, protagonizó una de las desapariciones más enigmáticas de la era digital. Lo que comenzó como unas vacaciones en la soleada costa de Bulgaria terminó en un misterio que aún hoy, más de una década después, desconcierta a todo el mundo.

Lars Mittank, nacido el 9 de febrero de 1986 en Berlín, era un hombre común. Trabajaba en una planta eléctrica, era aficionado al fútbol y no tenía antecedentes de problemas de salud mental o consumo de drogas. En junio de 2014, viajó con un grupo de amigos a un complejo turístico en la costa del Mar Negro en Bulgaría, para disfrutar de una semana de playa y diversión. Todo parecía transcurrir con normalidad hasta el 6 de julio, cuando un altercado cambió el rumbo de los acontecimientos.

Esa noche, Lars Mittank se involucró en una discusión en un bar con otros turistas alemanes por diferencias sobre equipos de fútbol: él era hincha del SV Werder Bremen, mientras que sus interlocutores apoyaban al Bayern Múnich. Tras separarse de sus amigos afuera de un restaurante, desapareció durante varias horas.

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El hombre desapareció en 2014 y no se supo más nada de él.

El hombre desapareció en 2014 y no se supo más nada de él.

A la mañana siguiente, regresó al hotel con una lesión en la mandíbula y un tímpano roto, afirmando que había sido atacado por cuatro hombres, posiblemente contratados por el grupo con el que discutió. Sus amigos, preocupados, le sugirieron visitar a un médico, quien le diagnosticó una ruptura de tímpano y le recomendó no volar debido a los cambios de presión en el avión. Fue casi lo último que supieron de él antes de desaparecer.

Los últimos momentos antes de la desaparición

Mientras sus amigos regresaban a Alemania el 7 de julio, Lars Mittank decidió quedarse en Varna y se hospedó en el Hotel Color, un alojamiento económico cerca del aeropuerto. Fue entonces cuando su comportamiento comenzó a cambiar drásticamente.

Cámaras de seguridad del hotel de Bulgaria lo captaron actuando de manera extraña: paseaba por los pasillos, miraba constantemente por las ventanas y se escondía en el ascensor. En una llamada a su madre susurró que se sentía en peligro, que personas intentaban robarlo o matarlo y le pidió que cancelara sus tarjetas de crédito.

El 8 de julio, Lars Mittank llegó al aeropuerto de Varna, Bulgaría con la intención de regresar a casa. Envió un mensaje a su madre confirmando su llegada y visitó al médico del aeropuerto, el Dr. Kosta Kostov, para obtener el visto bueno para volar. Durante la consulta, según el médico, Lars estaba nervioso y errático, cuestionando la medicación que le habían recetado.

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La última imagen del hombre antes de desaparecer.

La última imagen del hombre antes de desaparecer.

De repente, un trabajador de la construcción entró en la sala, ya que el aeropuerto estaba en renovación. Fue entonces cuando Lars Mittank, visiblemente alterado, comenzó a temblar y exclamó: "¡No quiero morir aquí! ¡Tengo que salir de aquí!". Abandonó la consulta, dejando atrás su maleta, billetera, teléfono y pasaporte.

Las cámaras de seguridad captaron su huida: corrió a toda velocidad por la terminal, salió del edificio, escaló una valla de 2.4 metros y se adentró en un campo de girasoles y un bosque cercano. Desde ese momento, desaparció para siempre. A pesar de los esfuerzos de búsqueda con perros, drones y equipos de rescate, no se encontraron restos, ropa ni señales.

Las teorías sobre su desaparición son numerosas. Algunos sugieren que pudo haber sufrido un episodio psicótico tras los golpes que recibió en la pelea pero otros plantean hipótesis más oscuras, como un posible encuentro con criminales o incluso tráfico de personas. El misterio de la desaparición, habiendo pasado más de una década, sigue firme.

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