El policía Gabriel Gerbaldo fue condenado a 5 años de prisión por llevar adelante torturas que fueron típicas durante la dictadura militar: detuvo de forma ilegal a un chico de 15 años, lo obligó a comerse su propia materia fecal y luego lo hizo tomar orina de los policías y de otros detenidos.Tras este episodio ocurrido en abril del año pasado en la ciudad santafesina de Frontera, el joven vomitó. Entonces, según relatan los investigadores, Gerbaldo lo obligó a tragarse su propio vómito.