Una vez más, la calificación de homicidio simple en accidentes de tránsito fatales con protagonistas alcoholizados no prosperó. La Justicia condenó a un mecánico que mató a un joven el día de su cumpleaños en Ciudad, a mediados de 2015, pero con un delito más benévolo.
Este viernes finalizó en la Cuarta Cámara del Crimen el juicio contra Sergio Reinaldo Cocco (49), quien llegó hasta esta instancia acusado por homicidio simple con dolo eventual, un delito que está penado con 8 a 25 años de prisión y que considera que el acusado no tuvo intención de matar pero se representó que su accionar podía tener consecuencias fatales.
El entonces fiscal de Ciudad Gustavo Pirrello -hoy en Homicidios- elevó la causa a juicio bajo esa carátula y en el debate oral y público la fiscal de Cámara Daniela Chaler sostuvo la misma línea. En su alegato, solicitó la pena mínima de 8 años de prisión para el procesado.
En la vereda de enfrente, la defensa admitió que el hombre fue quien protagonizó la tragedia vial -incluso Cocco había declarado en la primera jornada del juicio- pero solicitó una condena excarcelable por homicidio culposo.
La jueza María Alejandra Ratto terminó sentenciando a cinco años de prisión e inhabilitación bajo la calificación de homicidio culposo, dándole la pena máxima que contempla el Código Penal para este tipo de delitos.
Ahora el hombre continuará en prisión domiciliaria hasta que quede firme la sentencia -se espera que ni la fiscal ni la defensa apelen- y luego un juez de Ejecución Penal decidirá si continúa con este beneficio o debe cumplir el resto de la pena en una cárcel.
Alcohol al volante
Cerca de las 6 del 9 de julio de 2015, Sergio Cocco se desplazaba por calle Perú en dirección al norte. Lo hizo en contramano durante varias cuadras, hasta llegar al frente del supermercado Cotto, que horas después sería inaugurado. El Ford Fiesta que manejaba impactó frontalmente a una moto que conducía Gustavo Guzmán (28), quien ese día cumplía 28 años, y estaba acompañado por Bruno Nahuel Gutiérrez (23). El primero de ellos perdió la vida en el acto, mientras que el segundo quedó internado en terapia intensiva y sufrió graves lesiones permanentes.
El mecánico fue detenido a los pocos minutos y un dosaje de sangre reveló que tenía 1,60 gramos de alcohol en sangre -el máximo permitido por ley es de 0,5-. El hombre fue imputado y quedó detenido en prisión domiciliaria.