Un juicio que traerá mucha tela para cortar comenzó este miércoles. Un hombre es acusado de conducir ebrio y a contramano en una transitada calle de la Cuarta Sección, impactar una moto y matar a una persona. El caso seguramente termine en cayendo en una vieja discusión penal que hasta el momento no tiene punto final.
Sergio Reinaldo Cocco (49) se sentó en el banquillo de acusados de la Cuarta Cámara del Crimen. Hace dos años que el hombre está en prisión preventiva y esta jornada decidió aportar su declaración en el debate oral y público.
Según comentaron fuentes judiciales, el imputado admitió que era quien conducía el Ford Fiesta que protagonizó el trágico suceso, pero no había ingerido tantas bebidas alcohólicas -pese a que el test le dio 1,60 gramos de alcohol en sangre-. También aseguró sentirse culpable y pidió perdón a las familias de las víctimas.
Por la sala de debates también pasaron otros testigos: la hermana del imputado y tres personas que presenciaron el incidente vial. De estos últimos, dos estaban a bordo de un Fiat Uno que también fue chocado por Cocco y el restante se encontraba en la vereda del supermercado Cotto, que estaba siendo inaugurado en ese momento.
Si bien no recordaban mucho del suceso, los tres declarantes ratificaron su testimonio aportado durante la etapa de investigación sobre la mecánica del hecho, en especial en el punto en que Cocco circulaba a contramano.
El proceso judicial continuará este jueves y viernes, aunque podría estirarse a la próxima semana ya que traerá mucho debate en materia de jurisprudencia penal.
Punto gris en la ley
El homicidio simple con dolo eventual, figura que le fue imputada al acusado, es una calificación que siempre ha traído tela de debate en la provincia, previo a la última modificación del Código Penal. En enero de este año, la normativa establece que un conductor ebrio podrá recibir de 3 a 6 años de prisión, es decir, deja de ser un delito excarcelable.
Pero cuando ocurrió el accidente que terminó con la vida de Gustavo Guzmán (28) esta modificación no estaba vigente. Es por esto que el entonces fiscal de Ciudad Gustavo Pirrello -hoy en Homicidios- decidió formalizarlo por homicidio simple con dolo eventual. Esta figura implica que si bien la persona no tuvo intención de matar, debió representarse la consecuencia de sus acciones. En palabra más claras, para el fiscal el conductor sabía que si manejaba ebrio podía ocasionar un accidente trágico.
Un puñado de juicios con esta carátula se han desarrollado en la provincia y siempre se ha planteado la dificultad de probar que la persona es consciente de que puede terminar con la vida de otra persona.
El caso que más lejos ha llegado en este sentido es el de Tomás Trossero, un joven de 19 años que fue atropellado el 30 de octubre de 2010 en Luján de Cuyo. Pablo Yañez (30), quien manejaba alcoholizado, fue condenado a 8 años y medio de cárcel con esta calificación. Sin embargo, luego recuperó su libertad ya que la Suprema Corte de Justicia cambió la calificación a homicidio culposo y le bajó la pena a 3 años de prisión. La familia Trossero apeló y la Corte nacional no se ha expedido al respecto.
Fatal
Cerca de las 6 del 9 de julio de 2015, el mecánico Sergio Cocco se desplazaba por calle Perú en dirección al norte. Al llegar a la división que tienen ambas manos de la calle en la esquina con Salvador Reta, el hombre siguió por la dirección contraria varias cuadras, pasando el Parque Central y llegando hasta el supermercado de Cotto, que estaba a punto de ser inaugurado.
El auto chocó a una moto que circulaba hacia el sur, en dirección correcta, al mando de Guzmán, quien ese día cumplía 28 años, y estaba acompañado por Bruno Nahuel Gutiérrez (23). El primero de ellos perdió la vida en el acto, mientras que el segundo quedó internado en terapia intensiva con fractura de cráneo, tibia y cadera. El auto de Coco también colisionó a un Fiat Uno, aunque su conductor no sufrió heridas de consideración.