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Ubicación de las represas. Fuente: cfkargentina.com
Hace casi una década, Cristina Fernández de Kirchner adjudicó la construcción del coloso al consorcio ganador encabezado por la local Electroingeniería (empresa favorita del kirchnerismo, titular de varios medios de comunicación ultra K) y la china Gezhouba.
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Ocurrió a pesar de los pésimos antecedentes chinos en la región y el mundo: se les confía la financiación y construcción de este tipo de infraestructuras estratégicas, pero casi nunca se materializan.
Se comprometieron a levantar dos imponentes obras eléctricas entre 2019 y 2021. Vencidos los plazos, se trazaron nuevos objetivos; terminar la construcción en 2027. El último intento tuvo lugar hacia fines de 2023 cuando, a menos de dos meses de concluir su mandato, el ex presidente Alberto Fernández viajó a la República Popular de China para reunirse con su par Xi Jinping.
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Eje de presa Jorge Cepernic. Fuente: cfkargentina.com
Desde Pekin, se anunció en vano, en medio de la última campaña presidencial, el desembolso de 517 millones de dólares para los grandes diques.
Consultado por Carbono.news, el doctor Agustín Barletti, autor del best seller "El hambre del dragón", dio detalles sobre los antecedentes chinos: "En Ecuador, bajo la presidencia de Rafael Correa, se impulsó la construcción de la enorme represa y central hidroeléctrica de Coca Codo Sinclair por parte de la compañía estatal china Sinohydro. La obra se adjudicó de manera directa y sin ninguna licitación internacional porque según Correa había que modernizar el país y liberarlo de la influencia de Estados Unidos. El proyecto, valuado originalmente en 900 millones de dólares, le costó a Ecuador más de 2.900 millones de dólares. La planta, destinada a producir más de 1.500 megavatios de energía limpia y renovable, cubriría un tercio de la demanda eléctrica del país con un tiempo de vida útil de 50 años. Sin embargo, cinco años después de su inauguración y pese a su enorme costo la hidroeléctrica no funcionaba en su total capacidad y se convirtió en un lastre".
Barletti explicó los "inconvenientes" surgidos: "El principal problema pasó por las miles de fisuras que aparecieron en los distribuidores de agua de la represa que debían soportar la enorme presión del agua en caída desde 620 metros de altura. Las fallas se detectaron en 2014 y fueron confirmadas por un informe independiente antes de la entrada en operación de la central hidroeléctrica. Hasta el momento, la planta que cuenta con ocho turbinas para generar electricidad ha sido sometida a siete reparaciones. En el último proceso de mantenimiento se encontraron más de 3.500 nuevas fisuras en los cuatro distribuidores, superando las 11.000 fallas en total".
El investigador dio más precisiones sobre la mala experiencia de Rafael Correa, un ex presidente que no puede tocar suelo ecuatoriano porque si lo hiciera quedaría inmediatamente detenido porque pesan sobre él condenas por corrupción. Cabe recordar que durante un derrumbe ocurrido en un túnel de presión en 2014, murieron trece operarios, diez ecuatorianos y tres chinos, también hubo 12 heridos.
"Un documento confidencial de CELEC, Corporación Eléctrica del Ecuador, revela que desde 2012 la compañía china Sinohydro ocultó que los distribuidores de turbina de la casa de máquinas de la Central tenían alrededor de 8.000 fisuras".
¿Qué hubiera pasado en Argentina si China hubiera terminado una obra monumental que ni siquiera tiene aprobados sus estudios de impacto ambiental y que podría modificar el régimen del Rio Santa Cruz y de los glaciares patagónicos?
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