Transición energética

Arquitectura: ¿Argentina puede adaptar sus edificios a la crisis climática?

Desde nuevos materiales hasta normativas locales, Argentina avanza, aunque de forma desigual, hacia una arquitectura más sustentable

"Ir a lo elemental", dice el arquitecto Gustavo San Juan, mientras recorre la obra que él coordinó, un edificio diseñado para adaptarse a las condiciones climáticas locales y funcionar con energías renovables. La arquitectura de esta vivienda, construida con técnicas y materiales respetuosos con el medioambiente, como ladrillos de plástico reciclado, pronto se convertirá en el Centro de Energías Renovables de la provincia de Buenos Aires.

Ubicada en la localidad de Gonnet, en el partido de la Plata, la obra será la sede del Programa de Energías Renovables (PROINGED), una instancia de gestión pública-privada que financia proyectos y desarrolla investigación sobre energías renovables y eficiencia energética en la provincia de Buenos Aires.

El nuevo edificio servirá para realizar actividades de investigación vinculadas con el trabajo de PROINGED. Fue construido bajo lógicas de bioconstrucción, un tipo de arquitectura que usa técnicas y materiales respetuosos con el ambiente.

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El Centro de Energías Renovables de la provincia argentina de Buenos Aires, que pronto abrirá sus puertas, se ha construido utilizando técnicas y materiales respetuosos con el medioambiente, como lana de oveja, micelio y cáscaras de maní (Ilustración: Ricardo Macía Lalinde / Dialogue Earth)

El Centro de Energías Renovables de la provincia argentina de Buenos Aires, que pronto abrirá sus puertas, se ha construido utilizando técnicas y materiales respetuosos con el medioambiente, como lana de oveja, micelio y cáscaras de maní (Ilustración: Ricardo Macía Lalinde / Dialogue Earth)

Se trata de un proyecto que tendrá un carácter demostrativo de tecnologías innovadoras, sostiene San Juan, investigador del Instituto de Investigaciones y Políticas del Ambiente Construido de la ciudad de La Plata.

La estructura está construida con ladrillos fabricados a partir de tereftalato de polietileno reciclado, más conocido como PET, el plástico utilizado para botellas de bebidas y envases de alimentos; o micelio, una estructura similar a las raíces de los hongos. Otros materiales utilizados fueron tableros fabricados con cáscaras de maní y residuos agroindustriales; proteína de soja; adhesivos y aislantes de poliestireno expandido reciclado y lana de oveja. Estas tecnologías fueron desarrolladas por institutos de investigaciones y emprendimientos productivos de distintas ciudades del país, y en su mayoría apuntan al reciclaje y la puesta en circulación de materiales en desuso.

Un ejemplo es la lana de oveja, utilizada en el edificio para aislación termo-acústica en muros, techos y entrepisos. La lana fue provista por el emprendimiento Proyecto Abriga, una empresa de triple impacto.

"En Buenos Aires la lana de oveja no tiene un valor significativo para la industria textil y la queman, la entierran o la dan en parte de pago por la esquila. Nosotros utilizamos este recurso para paneles aislantes", comenta Alejandra Núñez Berté, directora de Proyecto Abriga. "Toda la vida las personas se calentaron con el sol y fue recién con el petróleo y el aire acondicionado que lo olvidamos. Ahora, conscientes del daño, tenemos que recuperar estos saberes con visión en el siglo XXI. No podemos seguir construyendo como hace 40 años", dice San Juan.

Construcción alta en carbono en Argentina

El sector mundial de la construcción contribuye de manera significativa al cambio climático. En 2022, fue responsable del 37% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y del 34% de la demanda energética, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Gran parte de esta demanda energética se destinó a necesidades operativas, como la calefacción y la refrigeración. En Argentina, la cifra de emisiones se repite, pero el consumo de energía llega al 40%.

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Emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a la construcción contemporánea. Nota: Las necesidades operativas incluyen calefacción y refrigeración de habitaciones, calentamiento de agua, iluminación y preparación de alimentos (Fuentes de datos: World Economic Forum, IEA; ilustración: Ricardo Macía Lalinde / Dialogue Earth)

Emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a la construcción contemporánea. Nota: Las necesidades operativas incluyen calefacción y refrigeración de habitaciones, calentamiento de agua, iluminación y preparación de alimentos (Fuentes de datos: World Economic Forum, IEA; ilustración: Ricardo Macía Lalinde / Dialogue Earth)

El acero, el cemento, el hormigón y el aluminio, materiales requeridos en la construcción moderna, son responsables del 15% de las emisiones a nivel mundial. La etapa de producción de estos materiales es el momento donde más emisiones se generan.

En la industria de la construcción argentina predomina el uso de estos métodos tradicionales. "Se sigue utilizando mucho la construcción con cemento, ladrillo, hormigón y no se utilizan tanto otros materiales como hormigón prefabricado o madera reciclada, que apuntan a una mayor eficiencia en el consumo de energía y en el gasto de energía para construir", comenta Miguel Ippolito, integrante de la Cámara Argentina de la Construcción.

Sin embargo, señala que hay un incremento de la construcción en seco, es decir de materiales prefabricados que no requieren uso de agua y que hacen más eficiente y rápida la construcción. El uso de construcción en seco reduce el consumo de combustible en un 60% y la producción de dióxido de carbono en un 22,5%.

Para Carolina Ganem, investigadora del Instituto de Ambiente, Hábitat y Energía del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en la provincia de Mendoza, hay un circuito "vicioso" entre los efectos del cambio climático y el modo en que estos afectan a las viviendas.

"Las temperaturas suben debido al incremento de emisiones antropogénicas y por lo tanto aumenta el uso de equipamiento para acondicionamiento térmico de las viviendas. Este uso, a su vez, genera un mayor número de emisiones y un incremento en el calor antropogénico residual que deriva de los mismos, que a su vez incrementa el calor en las ciudades", comenta.

Alternativas en la construcción

Cuando en 2020 Ana Basso y su compañero comenzaron a imaginar su casa en la localidad de La Serranita, en la provincia de Córdoba, tenían algo claro: el proyecto sería una experiencia de autoconstrucción.

"Queríamos que fuese así no solo por la necesidad económica, sino también porque buscábamos ser parte del proceso. Desde el principio sabíamos que era un proyecto que nos llevaría tiempo", comenta.

En diciembre de 2004 la familia se mudo a la casa, cuando terminaron de instalar las aberturas. "Incluso sin tener puertas ni ventanas colocadas, ya se notaba una diferencia térmica entre el interior y el exterior. Ahora, con todo instalado, la casa es muy fresca en verano y se siente abrigada en invierno", relata.

El proyecto de La Serranita se basó en bastidores de madera como estructura portante, rellenos con paja alivianada humedecida con barbotina -una mezcla de arcilla y agua- para crear paredes, que posteriormente se revistieron con tierra.

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En Argentina, el conjunto de técnicas y materiales de construcción respetuosos con el medioambiente se conoce como

En Argentina, el conjunto de técnicas y materiales de construcción respetuosos con el medioambiente se conoce como "bioconstrucción". Dialogue Earth habló con Ana Basso, que vive en una casa con paredes de madera, paja y arcilla en La Serranita, Córdoba (Ilustración: Ricardo Macía Lalinde / Dialogue Earth)

"Los bastidores están divididos cada 60 centímetros, tienen una pequeña columna que va repartiendo todo el peso del techo de la estructura y hace que la fuerza de la casa esté más repartida", comenta.

Hasta 2018, la estructura de bastidores de madera era considerada un método constructivo no tradicional y requería de un Certificado de Aptitud Técnica (CAT), una autorización que Argentina otorga a los sistemas constructivos innovadores después de ser sometidos a diferentes pruebas de seguridad. A partir de ese año, se lo reconoce como sistema tradicional y ya no necesita esta autorización técnica.

Para Leonardo Nucci, bioconstructor en la Patagonia argentina, hay confusión entre los sistemas tradicionales y no tradicionales. "Se suele llamar tradicional a la construcción en cemento o industrializada, cuando lo tradicional son las construcciones en tierra. El cemento no tiene más de un siglo de uso en Argentina, solo la industria se ha encargado de cambiar en nuestra conciencia colectiva las formas de construcción tradicionales", señala.

Aunque la bioconstrucción es una técnica sostenible y culturalmente arraigada, en el país no existe reglamentación a nivel nacional que habilite jurídicamente la posibilidad de construir de esa manera.

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Una casa en la Patagonia, construida según técnicas de bioconstrucción. Aunque estos métodos son sostenibles y adecuados para diversos climas, Argentina aún no ha elaborado ninguna normativa nacional al respecto (Imagen: Leonardo Nucci / TierraFuego)

Una casa en la Patagonia, construida según técnicas de bioconstrucción. Aunque estos métodos son sostenibles y adecuados para diversos climas, Argentina aún no ha elaborado ninguna normativa nacional al respecto (Imagen: Leonardo Nucci / TierraFuego)

"Ante la falta de una reglamentación común para construir con tierra a nivel nacional los municipios deciden según la información que tienen, eso explica por qué muchos proyectos de no consiguen la habilitación municipal para avanzar", señala la arquitecta María Rosa Mandrini, de la Red Protierra Argentina, una entidad que promueve la construcción con tierra en todo el país.

En 2021 esta red publicó un proyecto de ordenanza para que los gobiernos locales puedan reglamentar la construcción con tierra. Este documento propone pautas locales para estandarizar técnicas y promover prácticas constructivas adecuadas.

Mandrini explica que los municipios de 15 provincias han aprobado desde entonces ordenanzas locales sobre bioconstrucción, mientras que tres provincias han promulgado leyes relacionadas con estos métodos. La amplitud de estas iniciativas, afirma, "demuestra la versatilidad que tiene este tipo de construcción para adaptarse a diferentes climas y zonas sísmicas".

*Nota de Daniela López para Dialogue Earth

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