El ejecutivo de Impsa fue detenido este sábado. Está mencionado varias veces en los cuadernos de Centeno

Valenti está acusado de pagar U$S2,8 millones en coimas

Por UNO

Francisco Valenti, el ejecutivo mendocino de IMPSA (Industrias Metalúrgicas Pescarmona SA) acusado en el escándalo de los cuadernos de las coimas, está detenido. Aunque sus abogados dijeron que arribaría mañana y se entregaría a la Justicia, el viaje de sus vacaciones por Asia se adelantó. Llegó anoche y quedó preso.

En los manuscritos que describen el presunto circuito de coimas por obra pública en la década kirchnerista, Valenti sale no sólo mencionado con nombre y apellido sino también por pagar coimas por U$S2,8 millones, que a valores actuales serían unos $80 millones en moneda argenta.

El caso no deja de llamar la atención en los círculos del empresariado mendocino, donde dicen que IMPSA no figuró entre las firmas que se beneficiaron con grandes obras públicas en los años K.

Sin embargo, Valenti aparecería allí. Las distintas cifras que suman los U$S2,8 millones, los encuentros en distintos lugares de la ciudad de Buenos Aires y diferentes movimientos estarían descriptos en los cuadernos que el chofer arrepentido Oscar Centeno afirma haber escrito durante los años que trasladó los bolsos con dinero.

Así las cosas, la situación del ejecutivo de Pescarmona respecto de lo que figura en las anotaciones es mucho más complicada de lo que trascendió en un comienzo.

Al principio se dijo que Francisco Valenti era uno de los pocos empresarios que no habían sido mencionado con nombre y apellido, pero lo que surge de la imputación que ya ha estado leyendo el juez Bonadio al resto de los acusados es lo contrario.

Estaría nombrado en las libretas por Centeno, como también la empresa a la que representaba.

Hasta habría un párrafo que da cuenta de que en una ocasión el encuentro fue en "Pescarmona", refiriéndose a oficinas de la metalúrgica mendocina de alcance internacional.

Según los trascendidos -se extrae de las copias de los cuadernos- Francisco Valenti sale mencionado haciendo más de media docena de pagos, que van de los U$S130 mil a U$S1,5 millones. Casi todos son en 2009 y el último, el más grande, en 2015.

La descripción de Centeno pone al ejecutivo de Pescarmona encontrándose en hoteles de lujos y en estacionamientos en subsuelos en los barrios de Recoleta y Palermo con Roberto Baratta, ex mano derecha del ex ministro de Planificación Julio De Vido, quien también está preso.

Hasta se hace mención a la entrega de vinos o champán de Bodegas Lagarde, que es propiedad de la familia Pescarmona.

El fiscal federal Carlos Stornelli, quien investiga el caso junto al juez Bonadio, le han dado todo el crédito al contenido de los cuadernos.

Remarcó que "es una radiografía del sistema por la cantidad abrumadora de datos y por cómo describe todos los movimientos".

Desde esta perspectiva, y ya sabiendo que Bonadio les negó el pedido de libertad a todos los empresarios que están detenidos, a Valenti lo espera una situación por demás complicada.

Un atajo rápido les podría quedar a sus abogados para pedir la libertad: alegar razones de edad y hacer valer la ley del Régimen Progresivo de la Pena, que dice que las personas con 70 años o más como Valenti pueden acceder a una prisión domiciliaria.

En esta etapa de la investigación no importa que Valenti niegue todo cuando se entregue a la Justicia.

El fiscal Stornelli y el juez Bonadio están convencidos de que el relato de los cuadernos de las coimas es cierto y por esa razón no dudaron en ejecutar una detención masiva de empresarios, inédita en el país.

Separado hace 48 horas con licencia por tiempo indeterminado del directorio de IMPSA, Valenti podrá defenderse de las acusaciones si tiene cómo justificar ante el juez que él estaba en otro lado en los días y los horarios en los que sale mencionado en las anotaciones de Centeno, dejando vinos y millones de dólares.

Tras las rejas hasta quizás pueda evaluar la figura del arrepentido, camino corto que ya tomó el otro ejecutivo acusado y relacionado con nuestra provincia, el cordobés Juan Carlos de Goycoechea.

Presidente de la firma Isolux en Argentina hasta diciembre del año pasado, cuando la compañía española lo echó acusándolo de haber defraudado a la empresa en millones de euros, De Goycoechea, inició en 2011 la construcción de la cárcel federal en Mendoza que está aún sin inaugurar, pero levantó sólo un tercio de la obra la que finalmente la abandonó. El Gobierno mendocino señala que a pesar de ello cobró el 70% del presupuesto total al Estado nacional.

De Goycoechea se presentó por su cuenta el viernes al mediodía en el juzgado de Bonadio, y sin perder tiempo informó que quería declararse como arrepentido, porque podía brindar información importante a la causa a cambio una pena menor y acceder a la libertad.

La jugada del ex titular de Isolux no es un delirio. Es abogado y respetado por su formación profesional. Sabe a lo que se enfrenta y ya tiene un antecedente en la causa que puede beneficiarlo.

El propio chofer Oscar Centeno, quien dice haber escrito los cuadernos, ya accedió a la libertad mediante la figura del arrepentido.

De Goycoechea habría pagado U$S12,8 millones en coimas. Admitirlo ante el juez sería un puntal para la investigación que tiene hoy un flanco débil que los abogados de cuello blanco lo harán valer: los cuadernos originales desaparecidos.

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