Sin embargo, la competencia era dura con Jorge Burruchaga y Carlos Tapia, ambos convocados a México, y se complicó del todo con Maradona. Así fue que Sabella vistió cuatro veces la camiseta argentina en la Copa América de 1983 pero se quedó afuera de la cita mundialista.
Y las sombras de sus competidores se manifestó en sus primeros pasos durante River (118 partidos y 11 tantos), a donde jugó entre 1970 -debutó en el '74- y 1978. En el equipo de Núñez siempre tuvo por delante a Norberto Alonso, figura e ídolo, aunque alternó en muchas ocasiones y se llevó tres estrellas en su mochila.
En ese período conoció a Daniel Alberto Passarella, que llegó desde Sarmiento de Junín, y forjó una gran amistad, al punto que lo acompañó luego en su cuerpo técnico.
La falta de minutos de Sabella, que hizo sus pasos iniciales en Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, lo llevaron a posar sus ojos en Gran Bretaña, más precisamente a Sheffield United, en el ascenso. Allá se hizo un lugar y su talento le dio la posibilidad de pegar el salto a Leeds United, por entonces en Primera, pero a los dos años pegó la vuelta y recayó en la ciudad de las diagonales.
El final de su carrera como jugador estuvo teñido por la temporada en Gremio de Porto Alegre, al que emigró entre una ida y vuelta a Estudiantes, y dos vueltas olímpicas en el campeonato Gaucho de 1985 y 1986, su único año en Ferro (27 partidos y 2 goles) y el cierre en México con Irapuato.
En total, Sabella jugó 438 encuentros oficiales y anotó en 33 ocasiones. Y además, cosechó siete vueltas olímpicas, tres con River, dos con Estudiantes y Gremio