A una edad en la que la enorme mayoría de los boxeadores de su generación está en cuarteles de invierno, Rodrigo La Hiena Barrios persevera en pos de sobrellevar vicisitudes que a otros hubieran derrumbado y no deja de creer en lo que aún pueda dar.
A una edad en la que la enorme mayoría de los boxeadores de su generación está en cuarteles de invierno, Rodrigo La Hiena Barrios persevera en pos de sobrellevar vicisitudes que a otros hubieran derrumbado y no deja de creer en lo que aún pueda dar.
Barrios se entrena con espíritu de amateur y atesora la ilusión de volver a disputar un campeonato del mundo: el 18 de febrero próximo se medirá con el mendocino Jonathan Barros en Villa Carlos Paz.
"Sé que voy a noquear a Barros", pronostica a quien quiera escucharlo el bonaerense Barrios, o sencillamente La Hiena, tal como advertido de una risa singular y contagiosa dedujo hace un cuarto de siglo el periodista Mariano Del Aguila, para sellar un apodo tanto o más distinguido que Jorge Rodrigo.
Nacido en la localidad de Tigre el primer día de agosto de 1976, Barrios ostentó el título mundial liviano junior, así como Barros hizo lo propio entre los plumas, aunque el pleito que tendrá lugar en la coqueta Carlos Paz estará encuadrado en los 62 y fracción, ligeramente por arriba del peso liviano.
Pero las supuestas equivalencias de antecedentes son insuficientes para relativizar que la lupa mayor estará puesta en "La Hiena".
De hecho, basta con echar un vistazo a las redes sociales para comprobar hasta qué punto su sola mención separa las aguas.
El 24 de enero de 2010, en Mar del Plata, Barrios impactó con su camioneta a una joven de 20 años (Yamila González), embarazada de seis meses, y se dio a la fuga a contramano.
Acusado de "homicidio culposo agravado", fue condenado a cuatro años de prisión efectiva y tras pasar 22 días en prisión fue dejado en libertad previo pago de una indemnización de 200 mil pesos argentinos.
En 2014 fue condenado a cuatro años de prisión efectiva y salió en libertad en 2017.
Este hecho, que marcó a fuego la vida del boxeador, persiste en la memoria colectiva en el polarizado versus del héroe y el villano.
Para unos, expresa un admirable caso de resiliencia: alguien que se sobrepuso a sombras de las que no siempre se vuelve y para otros es, sin más, un "asesino" que debería de ser erradicado del deporte.
Ajeno a los fiscales que pretenden condenarlo a perpetuidad, Barrios jura que ha pagado todas sus deudas, se define como "un trabajador del boxeo, un apasionado" y sueña con disponer de una chance a gran escala.
Entretanto, puede ufanarse de su espléndido récord de 53 victorias en 58 combates y apenas tres derrotas, frente a dos campeones del mundo (el brasileño Acelino Freitas y el dominicano Joan Guzmán) y ante el estadounidense-mexicano Rocky Juárez.