Análisis y Opinión

"Preferiría no hacerlo": la frase literaria que rondó la cabeza de muchos votantes

Muchos votantes jugaban con la idea de no votar, hacerlo en blanco o impugnar porque se negaban a elegir entre dos populismos. Pero la gravitación política los está haciendo rever esas opciones

"Preferiría no hacerlo". He ahí una de las famosas frases que ha dejado la literatura. Pertenece al relato "Bartleby, el escribiente", del escritor norteamericano Herman Melville, publicado en 1856.

El personaje central la dice una y otra vez, sin hacer alharaca y sin violencia, con el fin de rechazar, con una firmeza que desarma, que le pidan hacer cosas. Algunos críticos literarios han coincidido en que es "una frase que lo dinamita todo" desde una maciza rebeldía no exenta de delicadeza.

Debemos ser varios los que hemos recordado esas tres palabras de Bartleby en estos días de pesada gravitación política que vive la Argentina ante la inminencia del balotaje presidencial entre Sergio Massa y Javier Milei.

No son pocos a los que les hubiera gustado no tener que ser parte de esa elección entre dos populismos. Nos referimos a los que desechan la opción del voto en blanco o impugnado y que, por lo tanto, se sienten compelidos a enfrentar y superar ese dilema.

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Los creyentes suelen aceptar esas dicotomías bajo el argumento de que son escollos que Dios les pone en el camino para aprender a superarlos. Los que respetamos pero no compartimos la mirada confesional, debemos apelar a nuestra fe en el ser humano y en nuestro compromiso ético con nosotros mismos y con la democracia republicana.

Es evidente que algo hemos hecho o dejado de hacer los argentinos para que nos hayamos desbarrancado a éste presente político, económico y social.

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Es lo que hay

Nos hubiera gustado no tener que elegir entre el libertario y el peronista, pero sabemos que intentar ignorar la verdad y la realidad es una rotunda tontería.

Quienes hemos padecido demasiados años de dictaduras en los que estuvimos imposibilitados de ejercer los más elementales derechos cívicos, no podemos hacernos encima justo en este momento.

Sabemos -entonces- que el compromiso es votar porque los ciudadanos no somos tan inocentes como nos queremos presentar cuando hay que analizar este horrible momento histórico, con una economía destrozada y una clase política que no da pie con bola.

Los argentinos que creyeron que en esta elección presidencial se iba a generar una corriente superadora de los populismos (de izquierda y de derecha) han perdido la batalla. Deberán controlar. Y aprender a rearmarse con más inteligencia y menos vedetismo.

Batallar

Es evidente que quienes creen que es posible ejercer un verdadero republicanismo liberal deberán seguir batallando. El liberalismo de los países más adelantados no pasa por esa opción fanática que nos propone Milei. Pasa por un balance inteligente entre actividad privada y Estado, entre libertad y solidaridad. Tal vez hasta el peronismo lo haya empezado a entender de otra manera.

El país tiene que seguir funcionando dentro de los márgenes constitucionales y republicanos. Esa es la clave, la consigna, el mandato. Si pudimos superar hiperinflaciones, corralitos y la crisis de 2001 dentro del sistema, seguramente lo haremos también ahora.

Dudamos, nos enojamos, insultamos y hasta llegamos a pensar, como Bartleby, que era preferible no hacerlo, no votar. Los personajes son importantes por su poder simbólico, nosotros por nuestra historicidad.

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