Análisis y opinión

Javier Milei le da otra oportunidad a Omar De Marchi y el PJ arranca de atrás como Colapinto

“Los peronistas somos como los gatos: cuando parece que nos estamos peleando en realidad nos estamos reproduciendo”, repetía Juan Perón en los '50

¡Otra oportuni-dad, otra oportuni-dad! Como en el cántico, así. Omar De Marchi tuvo suerte, varias veces se rumoreó su salida y en los hechos –pero no en los papeles, hasta esta semana— sucedía: nada de lo que se negociaba en el Congreso alrededor de las leyes que le dieron victorias de minoría a Javier Milei como el apoyo a sus vetos, era arte de De Marchi.

El jefe de gabinete Guillermo Francos y la propia hermana del Presidente, Karina, fungen de articuladores negociadores tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores. Hacía rato que no le encargaban ese trabajo al mendocino cuyo sello decía “Secretario de Relaciones Parlamentarias e Institucionales de la Jefatura de Gabinete”. Largo cargo.

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Omar De Marchi, de su época en el Congreso Nacional.

Omar De Marchi, de su época en el Congreso Nacional.

“Vuela alto, Omar”

La frase que titula estos párrafos de la nota, le pertenece a un colega que amo y admiro – preservaré su nombre porque no le pedí permiso para usarla— y me pareció genial para describir la designación de De Marchi en el directorio de la muy vapuleada Aerolíneas Argentinas: esta vuelta, no tiene margen de error el lujanino.

El proyecto privatizador de la aerolínea de bandera obtuvo luz verde en el plenario de las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Transportes, presidido por la radical mendocina Pamela Varasay y por el polémico bonaerense José Luis Espert, aliado de Milei.

No obstante, no parece fácil lograr la privatización total como la sueña el Presidente. Primero porque si bien hubo dictamen de mayoría en ese sentido, hubo otro que propone una empresa mixta avalado por los díscolos peronistas y radicales. Esos votos serán clave para avanzar en la venta de la empresa estatal; ergo, o se negocia o no sale. Segundo, por la alta conflictividad gremial alrededor del asunto, paro incluido.

¿Por qué a De Marchi le dan otra oportunidad si los Milei son más bien afectos a cortar cabezas cuando algo no les gusta, onda Lourdes Arrieta, Nicolás Posse o Diana Mondino? El primer mandatario no puede dejar de mirar a Mendoza: De Marchi vale para Milei mucho más por ser mendocino que por ser Omar De Marchi.

Los egos piden pista

Nuestra provincia le dio a Milei una victoria abrumadora y apuesta a repetir esa performance. Por lo tanto no andará con muchas vueltas a efectos de garantizar otro triunfo contundente en la Provincia del Sol y del Buen Vino. Para él si hay acuerdo en Mendoza tiene que incluir a todos. Y cuando digo a todos es a todos. Quedan afuera los peronistas, obvio. Mezclados pero no confundidos.

Luis Petri lo sabe y será un poco el encargado de articular el trabajo más difícil de todos: juntar a De Marchi con Alfredo Cornejo y con Hebe Casado: todos juntos ganan, todos separados pierden.

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Casado, Cornejo, Bullrich y Petri.

Casado, Cornejo, Bullrich y Petri.

¿Será eso posible? “La política es el arte de lo posible” sería una hermosa forma de empezar este párrafo pero si nos vamos a los hechos, todo es mucho más crudo. La vicegobernadora, siempre filosa en redes sociales, contestó el tuit de un periodista de A24 que daba la noticia de la designación de De Marchi en Aerolíneas con una ironía: “Qué país generoso!” (sic), tuiteó.

Difícilmente Casado pueda olvidar la de zancadillas que le hizo el sector demarchista en la interna por la conducción del PRO. Todo el aparato que De Marchi maneja en su Luján de Cuyo natal fue movilizado para garantizar el triunfo de la lista que impulsaba a Gabriel Pradines como presidente del partido fundado por Mauricio Macri, dejando a Cornejo sin un sello clave en su armado político.

A la vicegobernadora la banca la ministra Patricia Bullrich quien también corrió una suerte parecida a la de Hebe en la interna nacional del PRO. Entre ellas se consuelan, apoyan y rearman para enfilar dirigentes para las batallas que vienen.

¡Que lío! Casi todos los nombres que andan dando vueltas en esta nota no se pueden ver ni en figuritas entre ellos y muy posiblemente terminen –varios— siendo socios electorales. Así las cosas, país.

“Todos unidos triunfaremos”

Mientras, el peronismo también muestra la hilacha. El gobernador riojano Ricardo Quintela intentó una modalidad desconocida para el PJ nacional: pedir la intervención del partido para que la interna no se haga. No lo logró. La jueza federal electoral María Romilda Servini lo rechazó de plano.

Históricamente los compañeros peronistas han resuelto sus cuitas puertas adentro de la sede del partido, aunque muchas veces dejen un tendal de heridos. Y si alguna vez dirimieron las diferencias en una interna, siempre trataron de evitar judicializar las contiendas para que la justicia electoral no se meta en sus asuntos.

Claramente, como decía Perón, los peronistas son como los gatos: cuando parece que se están peleando en realidad se están reproduciendo.

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El peronista riojano Ricardo Quintela.

El peronista riojano Ricardo Quintela.

No siempre lo mejor es lo que eligen

Un estudio realizado recientemente por un grupo de estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba para su trabajo de tesis, da cuenta de la fuerza que tiene el sello PJ en la memoria emotiva de los argentinos.

Tiene un poder de convocatoria el sello per se que es envidia del globo amarillo PRO, el escudo rojo radical y el leoncito con la bandera lila libertaria que no despiertan ni el 10% de la identidad que tiene el escudo peronista de la manito de abajo siendo ayudada por la manito de arriba.

El dato parece menor pero habla mucho de la sociología política argentina porque da muestra que incluso con los “daños” que para muchos provocó el peronismo cuando gobernó. Es el partido que posee los mejores recuerdos en la mayoría de los electores, incluso los más jóvenes.

Cuando la guerra entre Pepsi y Coca-Cola en los Estados Unidos estaba en plena ebullición y hasta se permitían publicidades en donde las bebidas cola se daban con un caño, la mayoría probaba ambas bebidas, elegía Pepsi por su sabor pero se identificaba más con la marca Coca-Cola que le despertaba emociones positivas.

Franco Colapinto tira facha y acelera como un campeón pero hasta ahora siempre arrancó de atrás. Más o menos así es la situación del peronismo mendocino: los muchachos tienen buena chapa y algunos créditos de winners en sus departamentos pero arrancan del fondo esta vuelta y su suerte final dependerá de los otros, como Colapinto en la Fórmula 1.