El ejemplo de García
Héctor Ricardo García, el creador de Crónica, escribió durante muchos años en la contratapa de ese diario una columna sobre famosos y estrellitas que se llamó La Pavada. Allí los chismes de la farándula estaban puestos en el justo lugar: como una nota de color, algo refrescante para terminar la lectura del diario. No como mentiras transformadas en títulos.
Además esa sección de Crónica tenía un conveniente registro crítico que a veces se presentaba como un certero bosquejo de un ámbito, el del espectáculo, plagado de egos y vanidades. Eso es lo que hace un verdadero periodista con "la pavada", le da carnadura y la transforma en una crónica de costumbres.
Algo así han hecho alguna/os notables cronistas del mundo de la moda y de los ricos y famosos al lograr que muchas de esas vanidades o relumbrones terminen siendo relatos que pintan una época o una sociedad.
Tinelli, el proveedor
Hoy, en cambio, seguimos padeciendo las supuestas "informaciones" que salen de los programas de Tinelli, con él o sin él. Nacha Guevara y Moria Casán (nunca mejor puesta la etiqueta de "grupo de riesgo") hacen su rol de provocadoras con los participantes y luego "eso" es vendido como noticia ("Moria destrozó a Lizardo Ponce", por ejemplo) cuando en realidad estaban actuando para poder levantar medio punto del Bailando.
Planteo el siguiente disparate: ¿Qué pensaríamos si después de haber visto en teatro "La muerte de un viajante", de Arthur Miller, uno viera en los diarios un título que dijera "Se suicida un conocido viajante desgastado por el sistema y la mentira".
¡Jodeme!
Esrotundamente irreal que las cosas que ocurren en determinados ciclos de TV que no son periodísticos (un reality por ejemplo) tenga que ser noticia. Puedo aceptar, y con gusto, una crónica bien escrita sobre los pormenores de un reality, pero no que ascienda a la categoría de título una disputa entre participantes, algo que -a todas luces- está guionado.
Una cosa es, por ejemplo, la trascendencia que tuvieron los desconcertantes dichos del ex presidente Eduardo Duhalde en el programa Animales Sueltos, de América, o las afirmaciones del presidente Alberto Fernández en TN, porque tienen real interés público. Hay noticia.
Y otra cosa, muy distinta, es ponerlos al mismo nivel de lo que dijo Jésica Cirio respecto al rendimiento sexual de su marido. O de lo que logró la influencer, conductora o notera Nati Jota (póngale usted el oficio que guste, a mi me cuesta aceptar que lo suyo sea periodismo) quien obtuvo un amplio espacio en La Nación para hablar, como si se tratara de Susana Giménez, de su actividad sexual en la cuarentena.
Nunca van a faltar noticias. Lo que sí está sobrando es la caradurez.