Sin embargo, vamos al backstage, a la trastienda, a ese “Lado B” que cuando te decidís a tener hijos de grande nadie te cuenta.
Yo estoy de este lado y voy a oficiar de refutadora de leyendas, porque tener hijos después de los 40 no está mal, pero tampoco está tan bien, digamos todo.
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Nadie te cuenta algunas cosas sobre lo que implica ser madre después de los 40.
Foto: Tiziana Munda/Unsplash.
El descanso es un espejismo en el desierto
Cuando decidí ser madre a los 38, me sentía como si hubiera hallado el equilibrio perfecto entre juventud y madurez.
La gente decía “¡Qué hermoso, vas a ser mamá!” (obviando decir: “ya creíamos que nunca lo harías”) como si tuviera una especie de superpoder. Lo que no me dijeron, ni en las clases de preparto ni en el manual de "madre tardía", es que, entre pañales y desvelos, el cuerpo va a necesitar una siesta larga, que dure diez años por ejemplo.
Si alguna vez pensaste que la maternidad tardía era un camino de rosas, es porque no habías vivido la parte donde tu hija corre hacia el futuro y tu cuerpo corre en sentido contrario.
Mientras el tiempo va pasando y vos te vas quedando dormida en donde podés, por ejemplo entre una montaña de juguetes sin guardar, te repetís este mantra como una letanía: “bueno, ya va a crecer”, frase engañosa si las hay.
Sí, por supuesto que va a crecer, pero las exigencias de los niños aumentan al mismo nivel que su número de zapatillas.
No te engañes pensando que vas a poder dormir: dormir, no se duerme más. Es como la imagen de un oasis en pleno desierto: un espejismo.
Abrazá el insomnio o morí en el intento.
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Cuando el cuerpo de tus adolescentes corre hacia el futuro, el tuyo quiere quedarse a dormir la siesta
Imagen generada con IA
Pero esto no se termina acá: hay más. Es que cuando finalmente creí que había salido del túnel —ya rozando los 50, con el cuerpo pidiendo licencia médica y la mente rogando por un spa—, la vida me deparaba otra sorpresa, otra dupla sin parangón: menopausia y preadolescencia JUNTAS.
Hormonas a la derecha, bochornos a la izquierda, discusiones existenciales en estéreo. Bienvenidos a la segunda temporada de este reality sin cortes publicitarios.
Adolescencia y menopausia: la tormenta hormonal perfecta
Hoy te quiero hablar a vos, mi amorosa madre añosa que no calculaste que cuando tu hijo o hija llegara a la preadolescencia, vos llegarías a la menopausia. Bienvenida al tren de la alegría.
Esta combinación es un escenario diario de batallas hormonales épicas. Dos extremos de la locura hormonal enfrentados: en este rincón, la de quienes recién están sospechando que la vida no es justa y en el otro, la de quienes ya sabemos el final de esa película.
Es que mientras tu hijo o hija descubre que “nadie lo entiende”, vos descubrís que “nadie te aguanta” (ni siquiera vos misma).
Y el cóctel resultante es explosivo: la receta son partes iguales de cambios de humor adolescentes con cambios de humor menopáusicos. Resultado: nivel experto de supervivencia emocional.
Lo bueno es que los síntomas son compatibles: ambos pueden estar irritables, sudorosos y al borde del llanto varias veces al día, aunque ninguno quiera admitirlo.
Lamento no poder spoilear un final para esta estación, porque todavía la estoy transitando, pero prometo que si sobrevivo al intento, lo haré saber.
A modo de final abierto
A veces sueño con vacaciones eternas, con un descanso que dure lo suficiente como para recordar lo que es dormir más de 5 horas seguidas. Pero, al final del día, con mi hija buscando respuestas existenciales y yo buscando todas las cosas que la menopausia me esconde –como las llaves y la paciencia, por ejemplo- me doy cuenta de algo: el descanso nunca llegó.
Lo que sí llegó, y lo que nos mantiene a flote, es un superpoder al que no le damos suficiente crédito: el humor. No podríamos sobrevivir sin él. Ha sido nuestra herramienta para salir a flote de estos pasos de comedia de la vida.
Por esto, no solo te recomiendo paciencia para superar esta etapa, sino que empieces a disfrutarla y a reírte de lo que falta, porque te aseguro que todo se puede poner peor: después de todo, el próximo nivel a desbloquear viene con artrosis incluida.