El jefe de la Policía de la ciudad alemana de Colonia fue despedido ayer entre crecientes críticas sobre la forma en que su fuerza manejó una serie de robos y agresiones sexuales la víspera de Año Nuevo.
El incidente causó conversaciones relacionadas con la intensificación de leyes inmigratorias, sobre todo por parte de políticos que se oponen a la política de puertas abiertas de la canciller Angela Merkel, que permitió que casi 1,1 millones de refugiados entraran el año pasado al país.
El vocero del gobierno, Georg Streiter, dijo que la canciller quiere "toda la verdad" sobre los incidentes en Colonia y que "nada deberá ocultarse y nada deberá disimularse".
El gobierno estatal de North Rhine-Westphalia informó que enviaría a retiro temprano a Wolfgang Albers, de 60 años de edad.
El ministro de Interior, Ralf Jaeger, dijo que la medida era "necesaria para restaurar la confianza pública y la habilidad de la policía de Colonia de actuar, al considerar los próximos eventos importantes". El carnaval anual de Colonia es el próximo mes.
El ministro dijo que la policía identificó a 18 solicitantes de asilo entre los 31 sospechosos detenidos relacionados con las agresiones y robos.
La policía de Colonia informó que recibieron un total de 170 denuncias criminales relacionadas con los eventos de Año Nuevo, incluidas 120 de tipo sexual. Además de los 31 sospechosos detenidos por agentes federales, la policía arrestó a dos hombres norteafricanos, de 16 y 23 años.
Albers se ha enfrentado a crecientes críticas sobre el manejo de la policía de las supuestas agresiones a mujeres la víspera de Año Nuevo.
En un inicio la policía no mencionó los ataques alrededor de la principal estación de trenes de Colonia en su informe de la mañana siguiente, en el cual calificó las festividades de Año Nuevo de "en gran parte pacíficas".