Se divide entre los ciudadanos que reclaman más seguridad y medidas duras para hacer frente al yihadismo y los que no quieren dejarse vencer por el miedo y el horror.

Niza se debate entre reforzarse contra el terrorismo o "entregarse"

Por UNO

Todavía conmocionada por la masacre del jueves que dejó 84 muertos y decenas de heridos por un ataque terrorista, Niza se divide entre los ciudadanos que reclaman más seguridad y medidas duras para hacer frente al yihadismo y los que no quieren dejarse vencer por el miedo y el horror provocado por el tunecino Mohamed Lahuaiej Bouhlel.

Los bares y restoranes junto con la plaza Piere Gautier, en el casco antiguo, suelen ser un hervidero de gente cada domingo, pero ayer fue un oasis de calma. El atentado perpetrado en el paseo marítimo de la ciudad costera hizo mella en el ánimo de los vecinos y también ahuyentó a los turistas, motor de su economía.

Muchos ciudadanos se siguen preguntando cómo un camión pudo meterse en el paseo marítimo y embestir a decenas de personas durante la celebración de la fiesta nacional del 14 de julio, en una ciudad que es conocida como una de las más vigiladas de Francia.

El ex alcalde y presidente de la región Provenza-Alpes-Costa Azul, Christian Estrosi, del partido conservador Los Republicanos, hizo de esta cuestión una obsesión.

"Recuerdo cuando el 'señor seguridad' decía que en Niza había una cámara de videovigilancia cada 300 habitantes", dijo John, un vecino de origen estadounidense que vive en Niza desde hace cinco años.

Con motivo de la reciente Eurocopa que se disputó en Francia, Estrosi propuso ampliar la videovigilancia con un reconocimiento facial, para que ninguna persona fichada por la policía por su relación con grupos calificados como terroristas pudiera circular por la ciudad.

La medida fue rechaza por el gobierno por no ajustarse a la legislación actual. Empero, Bouhlel no estaba en los registros de las fuerzas de seguridad especializadas en la lucha contra terroristas yihadistas.

Temas relacionados: