La ejecución de un dirigente chiita en Arabia Saudí intensificó las tensiones en medio Oriente, en particular en Irán, donde manifestantes indignados atacaron la embajada saudí y el poder advirtió a la dinastía Al Saud de una “venganza divina”.El ajusticiamiento del clérigo Nimr Baqer al Nimr, figura de la oposición al régimen de Riad, provocó la ira de las comunidades chiitas de Arabia Saudí, Líbano, Baréin, Yemen e Irak.
La muerte del líder chií Al Nimr reactivó la tensión entre Arabia Saudí e Irán. Incendiaron embajada y consulado árabes.