Al sur de las majestuosas y fotografiadas pirámides de Giza, se levantan "las pirámides olvidadas" de Abusir. Ignorada por la hoy esmirriada procesión de turistas, la necrópolis -usada como descanso real durante la dinastía V y por la nobleza hasta comienzos del Imperio Antiguo- guarda entre las dunas una larga retahíla de enigmas pendientes de descifrar. En sus confines un equipo de arqueólogos checos acaba de firmar un insólito hallazgo: los restos de un gran barco de madera, con listones y cuerda de 4.500 años de antigüedad en su posición original.
Los fragmentos del navío afloraron durante las tareas de limpieza efectuadas durante la última campaña en la zona sur de la mastaba AS54, una estructura truncada de adobe en forma piramidal. Desde que se inauguraran los trabajos en 2009, su morador sigue siendo un misterio para la expedición del Instituto Checo de Egiptología que desde hace años horada Abusir a las órdenes de Miroslav Bárta. Inesperadamente, la arena desveló hace unos meses el esqueleto de una embarcación de 18 metros de eslora enterrada junto a piezas de cerámica que data del final de la III dinastía y principios de la cuarta, alrededor del 2.550 a.C.
"El descubrimiento es importante porque se trata del único barco del Imperio Antiguo hallado junto a una tumba que no pertenece a un rey, lo que subraya el estatus y rango del propietario de la mastaba y su relación con el monarca", reconoce el ministro de Antigüedades egipcio Mamduh el Damati. La identidad del noble que habitó la construcción aún permanece en zona de sombras. "La capilla de ofrendas donde se supone que aparecía su nombre y títulos está en muy malas condiciones", lamenta el funcionario.
Sin embargo, la hipótesis planteada por Bárta señala a la mastaba como el enterramiento más probable del faraón Huni, el último monarca de la dinastía III que gobernó durante 24 años hacia el 2.600 a.C. Su teoría se basa en el hallazgo de un cuenco de piedra tallado con el cartucho del rey así como en la amplitud y la orientación de la edificación. A su juicio, los dos posibles escenarios apuntan a que la sepultura fue ocupada por el rey o un príncipe o funcionario de alto rango de la época de Huni. "El tamaño de la tumba, así como la presencia del barco sitúa al fallecido dentro la élite de su tiempo con fuertes conexiones con el faraón reinante", asevera Bárta.
Resguardados de los cazatesoros, los restos del barco incluyen los listones de madera y las cuerdas que formaban su estructura. "Aunque son extremadamente frágiles, los tablones con aproximadamente 4.500 años de antigüedad arrojarán luz sobre la construcción naval del antiguo Egipto", recalca el equipo de arqueólogos en el comunicado difundido este lunes por las autoridades del país árabe. Las láminas estaban unidas con clavijas de madera aún visibles en su posición original.
"La arena del desierto ha conservado de manera extraordinaria los listones de fibra vegetal que cubrían las costuras. Algunas de las cuerdas que ensamblaban el barco también se hallan aún en su lugar original con todos sus detalles intactos, lo que supone un hallazgo único en el estudio de los antiguos barcos egipcios", apuntan los investigadores. "Todos estos pequeños detalles -agregan- son de suma importancia ya que la mayoría de los navíos antiguos han sobrevivido en mal estado o fueron desmontados en piezas".
En la mayoría de las ocasiones, las expediciones que han horadado las necrópolis reales solo se han topado con pozos vacíos o donde apenas quedaba el polvo color marrón de las embarcaciones que una vez reposaron en la oquedad. Hasta la fecha, la excepción era la barca solar del faraón Keops (2579 a. C.-2556 a. C), descubierta en 1954 a los pies de su pirámide en Giza.