Menem estuvo acompañado por su hija Zulema María Eva, en su rol de primera dama sui generis, papel que cumplió tras la separación de su papá con Zulema Yoma. Además de Menem y su hija, del encuentro participaron Eduardo Menem, Alberto Pierri, el embajador Rogelio Pfirter, el canciller Guido Di Tella, el director de protocolo y ceremonial Jorge Faurie (quien sería canciller de Mauricio Macri mucho tiempo después), el secretario general Alberto Kohan y el gobernador sanjuanino Jorge Escobar.
Allí, el riojano protagonizó un insólito momento para el protocolo real.
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La visita de Carlos Menem al Reino Unido fue en 1998 y fue acompañado de su hija Zulemita Yoma, que hacía de primera dama.
"Nos dieron un montón de instrucciones: teníamos que mantener una "soft talk" con la reina, que se traduciría como una charla liviana", recuerdó Alberto Kohan ante El Cronista.
Y el ex funcionario menemista continúa: "Tampoco la podíamos tocar. Pero Menem le puso un poncho de vicuña, algo que no estaba permitido. Fue un muy buen almuerzo. Hablamos del tiempo y de la vida, pero nada de política y mucho menos de Malvinas". De esa herida semi-abierta habían conversado previamente con el Primer Ministro Tony Blair en Downing Street.
Menem le había regalado a la Reina un cuadro de la pintora Leonora Von Eldemberg, con una imagen ecuestre. El poncho de vicuña era para Felipe de Edimburgo. Pero cuando la reina vio la prenda, elogió su textura. Menem le explicó que se trataba de un animal en extinción. Y le puso el poncho, contra todas las indicaciones recibidas de antemano. Isabel sonrió algo asombrada.
"No fue incómodo, pero ella no se lo esperaba. Carlos era único en esas situaciones", elogia Kohan a su histórico jefe. El expresidente riojano murió el año pasado a los 90 años.
Jorge Faurie coincide con Kohan. "Ella estaba prevenida de que Menem era un presidente inusual", relató ante El Cronista el excanciller de Macri.
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La reina rechazó la propuesta de Perón de comprarle las Islas Malvinas
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La reina Isabel II luego de su coronación rechazó una propuesta del ex presidente Juan Domingo Perón para comprar las Islas Malvinas.
El mismo día en que asumió al frente del trono, el 2 de junio de 1953, rechazó una propuesta del entonces presidente argentino, Juan Domingo Perón, para comprar las Islas Malvinas, que llevaban en ese momento 120 años ocupadas por el Reino Unido. El encargado de llevar la oferta fue el vicepresidente, Alberto Teisaire, un contraalmirante mendocino que viajó con el título de embajador extraordinario y plenipotenciario con la misión especial de representar a la Argentina en la ceremonia de coronación de la flamante monarca, quien se aprestaba a reemplazar en el trono a su fallecido padre, Jorge VI.
Aquel martes, Teisaire estuvo ubicado en uno de los palcos tapizados de azul del coro de la Abadía de Westminster, lugar en que estuvieron los representantes extranjeros. "La Argentina quiso honrar doblemente a Gran Bretaña, enviándole a la personalidad que sustituye al presidente Perón cuando éste se halla ausente y que es, al mismo tiempo, en eminente representante de aquella de las tres armas que cuenta con la predilección británica", publicó al día siguiente el diario Clarín en base a un cable de la Agence France Presse (AFP).
Pero la "misión especial" del contraalmirante no se limitó a representar al país en la coronación de la monarca, sino que también fue el encargado de formalizar una propuesta de Perón para recuperar las Islas Malvinas. Durante un encuentro privado en el Park Lane Hotel, el vicepresidente informó al entonces subsecretario de Exteriores británico con responsabilidad sobre los asuntos latinoamericanos, lord Reading (Gerald Rufus Isaacs), sobre la intención de la Casa Rosada de comprar el archipiélago ocupado por el Reino Unido desde enero de 1833.
Según documentos oficiales británicos desclasificados en enero de 1984, el mendocino manifestó que el Gobierno "deseaba que las relaciones económicas anglo-argentinas se establecieran sobre una base firme, y que su propuesta era que, como parte de algún arreglo a largo plazo, Gran Bretaña debería renunciar a todos los derechos y reclamaciones sobre las Islas Malvinas".
Aunque no se ofreció una cifra específica, el funcionario del Reino Unido rechazó tal propuesta y justificó la negativa al señalar que "los habitantes de las Islas Malvinas son británicos, y si se celebra un plebiscito, votarían prácticamente por unanimidad para permanecer bajo la bandera británica". En el documento se agregó, entre paréntesis, que "el almirante estuvo de acuerdo en que probablemente era cierto".
También quedó registrado en esos informes desclasificados que lord Reading le dijo a Teisaire que "era inconcebible que cualquier Gobierno británico considerara la venta de las islas". "Si lo hicieran, se produciría de inmediato un tremendo clamor popular y el Gobierno ciertamente sería derrocado", analizó en aquella reunión privada el subsecretario de Exteriores británico con responsabilidad sobre los asuntos latinoamericanos.
Siete años después, en el marco de una gira por Europa, el presidente Arturo Frondizi recibió una invitación del Gobierno británico para hacer una escala en Londres: el referente desarrollista aceptó y aterrizó con motivo de una visita oficial. Una de las tantas actividades que mantuvo el líder del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) en la capital del Reino Unido fue la asistencia a un banquete ofrecido por la Reina Isabel II. En ese contexto, Frondizi fue condecorado con el título de Caballero de la Gran Cruz de la Orden de San Miguel y San Jorge.
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