Buscarán saber sobre el difuso destino del dinero recaudado en la playa de estacionamiento del megapolo ferial.

Ya tiene fecha el juicio a Sergio Salgado por La Salada

Por UNO

Este edificio moderno podría ser un gran centro cultural. En el primer piso las cuatro salas bien podrían recibir las mejores expresiones artísticas, algunas buenas películas, excelentes obras de teatro. Y la agenda del mes bien podría ser la cartelera.

En esa cartelera, siempre cargada de obras violentas, muchas sangrientas, esta vez el gran estreno y la gran expectativa es por una que no tiene ni violencia ni sangre. Es de intrigas, de manejos oscuros, de complot, de traiciones, quizás hasta de pasiones. En los Tribunales del Este de Mendoza todos esperan que el próximo 7 de mayo se comience a juzgar a Sergio Salgado, el actor protagónico de esta obra, por los manejos pocos claros con la feria La Salada, el primer expediente de los varios que terminaron con la renuncia, procesamiento y prisión del ex intendente de Santa Rosa.

En las películas (y en la vida) no todo es siempre lo que parece. Pero, leyendo el argumento en forma lineal, Salgado hace de villano, aunque también se lo puede ver como un hombre voluntarioso, casi torpe y muchas veces hasta ingenuo. El fiscal especial Santiago Garay, apoyado por el fiscal de Cámara Oscar Sívori, hace de justiciero.

La trama, con el infaltable suspenso, tiene como hilo conductor el difuso destino que tuvo el dinero recaudado en la playa de estacionamiento del megapolo ferial. ¿Se enriqueció alguien con ese dinero o fue a las entidades sociales que debían ser las beneficiarias? Allí está la clave.

La obra será en capítulos que se verán en días sucesivos, del 7 al 11 de mayo en la sala principal de los tribunales de San Martín.

Para entenderla, hay que poner atención al contexto. Sergio Salgado gobernó Santa Rosa entre diciembre de 2007 y abril de 2016, en un departamento de apenas 15.000 habitantes y escasas fuentes laborales.

En 2012 Jorge Castillo, capo de La Salada y con un rol fundamental en la trama, comenzó a intentar desembarcar en Mendoza. Hizo un intento frustrado en Guaymallén y Salgado, sabiendo quién era Castillo pero también imaginando que tener la feria en Santa Rosa le significaría generar una importante cantidad de puestos de trabajo, tentó a Castillo, le dio todas las facilidades posibles y logró que el megapolo se instalara allí.

Una de esas facilidades fue no cobrarle a La Salada el canon municipal. En cambio suscribieron un acuerdo y la Comuna se quedó con la administración de la playa de estacionamiento, ubicada dentro del mismo predio.

Pero esa administración, en realidad, era cedida cada fin de semana a alguna entidad social que estuviera necesitada de fondos.

La clave del conflicto es que el control de cuánto se recaudaba y qué se hacía exactamente con ese dinero era casi inexistente o, al menos, muy difuso y desprolijo.

Aquellos "socios", Salgado y Castillo, terminaron enfrentados, cuando el primero cayó en desgracia, acusado de irregularidades en la Comuna. El segundo se sumó a las acusaciones después de que el intendente le empezara a reclamar el pago de tasas nunca acordadas formalmente.

El delito del que se acusa a Salgado es el de concusión, una palabra poco cinematográfica para esta trama, pero que mejora si se analiza el vocablo, que proviene del latín "concutere", que supone "sacudir un árbol" para que caigan los frutos. La figura de "sacudir un árbol" es la actitud mental que tiene el funcionario público que "induce" a la víctima mediante mentiras a obtener un provecho económico indebido tanto para sí mismo como para un tercero. Ese "sacudimiento" sobre la víctima es siempre de carácter moral, aunque algunos autores entienden que la concusión puede ser de naturaleza violenta o fraudulenta.

Tiene una pena de hasta tres años de prisión y no sería mucho, pero sería grave para Salgado ya que el fiscal Garay ha instruido varias causas más contra él, que podrían llevarlo a prisión nuevamente, ya que estuvo detenido varios meses hasta que le otorgó la libertad condicional.

En roles secundarios hay tres ex funcionarios de Salgado. Su secretaria privada, el responsable de Desarrollo Económico y Social y el jefe de Acción Social.

El fiscal Garay entiende que Salgado, como responsable máximo del municipio, administró la playa de estacionamiento sin que hubiera un control formal del dinero que se recaudaba.

Salgado ya tiene una condena sobre sus espaldas. En marzo de 2017 fue sentenciado a seis meses de prisión en suspenso por lesiones leves contra su ex pareja, Bárbara Dorcemaine.

Para agregar un drama amoroso a la obra, Dorcemiane es testigo en esta causa, por más que parezca que le comprenden las generales de la Ley. En instrucción la mujer declaró que el dinero recaudado en la playa llegaba a la casa de Salgado todos los fines de semana, dentro de una caja de zapatos.

Todos esperan con ansiedad el estreno, este 7 de mayo. Dicen que las localidades se agotarán.