El electo secretario general del SUTE, que viene de la izquierda, ganó una elección histórica y representará a los trabajadores de la educación.

De ferviente lector y militante escolar a liderar la lucha de los docentes

Por UNO

En uno de los textos del libro La vuelta al día en 80 mundos, Julio Cortázar describió que los Cronopios, esas criaturas idealistas, sensibles, positivas e ingenuas habían encontrado un país ideal. Allí podían sacar sus tizas de colores para dibujar un "se acabó" en las paredes de los famas -pretenciosos y formales- y un "decídete" en las de las esperanzas, que son los tímidos, indecisos y un tanto aburridos.

Más allá de que interpreta que hacía alusión a Cuba (coincidente con muchos análisis acerca de este cuento), Sebastián Henríquez se anima a afirmar que sí, que esa escena del escritor argentino al que admira y sobre el que dictó una cátedra libre en la Universidad Nacional de Cuyo tiene puntos en común con su presente y con lo que ocurrió a partir del resultado de las últimas históricas elecciones del Sindicato de los Trabajadores de la Educación (SUTE), en las que ganó.

"A Cortázar lo que le entusiasmaba de ese proceso, lo que más le llamaba la atención, era la esperanza, la sensación de empoderamiento, de que podían empezar a decidir cosas y que ya no estaba todo escrito. El haber ganado el sindicato habló de esa esperanza, de una energía nueva. La de poder decir: sí se podía cambiar algo. Son momentos muy particulares de la historia. Sensaciones tan lindas como intensas", describió el nuevo secretario general, sobre cómo la noticia de su triunfo revolucionó a diversos sectores, ante el anuncio de que la izquierda pasaba a dirigir el SUTE, el sindicato más grande de Mendoza.

Sebastián nació en Mendoza el 8 de diciembre de 1979 y se mudó junto con su mamá, Stella Maris, a Comodoro Rivadavia, dejando atrás la provincia en la que tres años antes había dado sus primeras actuaciones Los Cumpas, dúo de humor folclórico integrado por su papá, Franklin Henríquez, y su padrino Oscar.

En Chubut fue criado por mujeres fuertes, trabajadoras y de nombres espectaculares, como él mismo describiera a su abuela Argentina Victoria y a sus tías, entre las que estaban Estrella y América. De ellas y, principalmente de la lucha de su mamá soltera (algo poco común para ese entonces), dice que heredó el espíritu liberal y desprejuiciado.

Pero también en el Sur se forjó bohemio, intelectual y combativo. "En un principio fui recluido, medio candidato al bullying. Era el clásico chiquito de los lentes enormes, carita con granos, que venía de una zona vulnerable. Me fui fogueando en eso, hasta que me hice un lugar y muchos amigos. Acudí a las estrategias desde el habla", describe.

A pesar de que asistía a una escuela técnica biológica marina, le parecía romántico que estuviera frente al mar, y ya sabía con convicción que quería estudiar letras. "Escuchaba los casetes de mi papá, al que veía una vez al año seguro, ya que con mi padrino iban a tocar para allá. Pero también leía, leía y leía. Salía de mi casa o de la escuela y me iba a la biblioteca", describió de su infancia Henríquez, que se animó a la Divina Comedia a los 12 años, que se enamoró de las Historias de Cronopios y de Famas y de Casa Tomada más o menos a esa edad, y que escuchaba a los Redonditos de Ricota.

Su regreso a Mendoza ocurrió cuando tenía 14 años, alentado por la situación crítica de salud de Juan Carlos -al poco tiempo falleció-, a quien Sebastián también llamó papá, después de que se casara con su mamá y tuvieran tres hijos. Para entonces asume que la influencia de Eduardo Galeano, Mario Benedetti y Juan Gelman en la lectura y de Juan Carlos Baglietto y Silvio Rodríguez en la música lo fueron nutriendo de contenidos de izquierda y progresistas, que compartía con su grupo de compañeros, que eran todos "raros para la época", como dijo. Ellos lo verían presidente del centro de estudiantes, cargo que alcanzó los últimos años de su secundaria.

Apenas egresó, no dudó en inscribirse en la Facultad de Filosofía y Letras. "Entré en un momento de explosión política, con los grandes recortes en educación de Carlos Menem, en el '99. Y a los meses estaban las facultades tomadas. Ahí ya me seducía la militancia independiente", recordó de la época en la que conoció cómo funcionaba una asamblea, cuando militó en la agrupación SUR, que fue la primera en ganarle el Centro de Estudiantes a la Franja Morada, el año que Fernando De la Rúa llegó a la presidencia.

Afirma que dos años después, en plena crisis, fue la militancia social lo que empezó a entusiasmarlo más y que descubrió que le gustaba mucho la docencia. A distintos barrios marginales llegó de la mano de compañeros que hoy lo siguen en el SUTE, como Teresa Roura, electa secretaria general de la filial Godoy Cruz.

Unos años después ya participaría en luchas educativas que lo marcarían aún más. "Fui dirigente de una de las tomas emblemáticas, la del 2005, que empezó con el conflicto docente universitario pero que siguió por reivindicaciones propias", dijo y enumeró que lograron que quitaran los crucifijos de todas las aulas, que cuestionaron la continuidad de profesores vinculados a la dictadura militar y que plantearon reformas en los planes de estudio.

A estar al frente de un aula llegó en el 2003, con 18 materias aprobadas, accediendo en cuarto llamado a dar clases. A trabajar en la docencia le dedicó gran parte de su tiempo, mientras estudiaba, lo que llevó a que demorara su carrera. Obtuvo el título de profesor de Lengua y Literatura recién el año pasado. Sin embargo, ya daba clases en dicha facultad, al codirigir junto con Miriam Di Gerónimo la cátedra libre Julio Cortázar, en la que disertaría sobre uno de sus escritores predilectos.

Paradójicamente, un punto en común con Jaime Correas, el actual director general de Escuelas, con quien deberá medirse de ahora en más, en representación de los casi 60 mil docentes mendocinos, a pesar de que sólo 25 mil estén afiliados al SUTE.

De su vínculo con los alumnos destacó la experiencia que vivió junto con los del CENS del Campo Papa al elaborar un corto sobre la desaparición de Johana Chacón y Soledad Olivera. La producción de ese audiovisual dice que fue lo que cambió tajantemente la relación con ellos, que en un principio había sido difícil.

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Mientras tanto, empezaba a formar parte del sector marrón del SUTE, que le permitió ser el candidato a ganarles a las listas Lila y Celeste (que era oficialista) en Godoy Cruz, lo que finalmente sucedió en las elecciones de 2013. Ese sería el trampolín a la posibilidad de que su nombre liderara la lista del FURS que, ajustadamente, le ganó el mandato hace unos días a Graciela González, del Frente Azul-Naranja, y a Gustavo Maure, de la Celeste.

"No quería ser el candidato, aunque suene como un lugar común. Lo que sí tenía claro es que no quería la reelección en Godoy Cruz, porque a eso me opongo. Y fui tajante. Pero fueron 4 años muy estresantes y difíciles. Hay que levantarse con mensajes de compañeros que no cobran, que tienen cáncer. Te hace falta una fortaleza psicológica al saber que algo que decís puede hacer la diferencia para que alguien tenga o no trabajo, además de que hay gente que te quiere destruir", dijo Henríquez sobre la razón por la que lo eligieron representante. "Porque se dieron cuenta de que a pesar de eso no me volví loco", resumió.

Esa fortaleza sabe que es fundamental para lo que se viene. "Todos han tomado notas. Desde las listas opositoras hasta el Gobierno, porque tanto ellos como los de la Azul-Naranja jugaron a la deslegitimación, lo que se notó en el cambio de tenor del Gobierno al salir a hablar. Porque hicieron una lectura rápida de lo que empezaba a pasar en las escuelas, y ahora hay expectativas y esperanzas", expresó.

Sin tapujos, el nuevo secretario general hizo esta lectura. "Jugaron en piloto automático las altas esferas. Pero después dijeron: 'Pará, recalculemos, porque tienen un capital político que excede a los votantes'. Nosotros no representamos sólo a los que votaron, hay miles que no están afiliados y que ahora son nuestro capital", dijo.

Y como si tuviera a todos los trabajadores de educación en frente, el mendocino que tiene como referente en lo sindical a Agustín Tosco cerró: "Recuperar el sindicato más grande de la provincia tiene impacto en todo el escenario sindical estatal y además nacional. Ahora este es el gremio más grande, recuperado por una línea opositora de todo un país, y en la provincia del Ítem aula".

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Nació el 8 de diciembre de 1979 en Mendoza

Padres Stella Maris García y Franklin Henríquez (miembro de Los Cumpas)

Hermanos tiene 6, tres de parte de su mamá y tres por parte de su papá

Estado civil está divorciado y no tiene hijos

Su carrera

Es profesor de Lengua y Literatura, egresado en 2016 de la UNCuyo.

Como docente, dio clases de Lengua y Literatura en las escuelas Joaquín Lavado, en La Favorita; Tito Francia, de Jocolí; Puente de Hierro, en Corralitos y en CENS y CEBJA del barrio 26 de Enero.

Actualmente es profesor en un CENS del barrio Campo Papa y codirector de la cátedra libre

Julio Cortázar en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo.

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