Se acerca el 2 de Abril, cuando se cumplirán 37 años de la recuperación de las Islas Malvinas. Posiblemente, el equipo de comunicación del gobierno nacional está preparando un anuncio de un nuevo vuelo al archipiélago o, por cómo están las cosas, tal vez les dé solo para una foto de un abrazo fraternal entre un argentino y un inglés. Pero aunque poco se diga, día a día vienen trabajando para afianzar al Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte en nuestro territorio insular y marítimo.
El miércoles, mientras el dólar pegaba otra escalada, funcionarios ingleses y argentinos se reunieron a puertas cerradas para avanzar en la concreción de acuerdos que ya se vienen definiendo desde el inicio de la presidencia de Mauricio Macri. Según publicó ayer Infobae, los puntos sobre los que avanzaron fueron "el intercambio de capacitación para tratamientos psicológicos postraumáticos de militares, las maniobras de cooperación en el Atlántico Sur y el aprovisionamiento de repuestos de Gran Bretaña para el equipamiento de las Fuerzas Armadas".
Lo primero resulta una burla para nuestros héroes, abandonados a su suerte emocionalmente, y cuyas muertes por suicidio han superado la cifra de caídos en combate. Lo segundo y tercero es un claro refuerzo de las posiciones coloniales e imperialistas de los británicos en el Atlántico Sur. Y todo gracias a este Gobierno al que le da tanto placer agasajar con la entrega de nuestros recursos y patrimonio a toda potencia extranjera, mientras los trabajadores y el pueblo argentino vamos rumbo al abismo.
Por un lado, si un país reclama soberanía sobre un territorio, resulta demasiado extraño que sus fuerzas se ejerciten en forma conjunta con las del usurpador. Por otro lado, si encima vamos a proveer desde el continente "repuestos" a Marina Real, la cosa empieza a entenderse un poco más.
La dictadura militar que claudicó ante el enemigo y ocultó a los héroes de la guerra, y los siguientes gobiernos democráticos, se han encargado de profundizar la desmalvinización, en distintos niveles. Pero, según cuentan los expertos y aquellos que vienen desde entonces sosteniendo el reclamo de soberanía, jamás se ha visto el nivel de ataque contra los intereses nacionales que en forma descarada impulsa la actual gestión.
Los acuerdos rubricados el martes expresan la continuidad de un plan político que inició semanas después de la asunción de Macri, y que pueden leerse con la concreción del deseo y el pensamiento que el presidente expresaba hace mucho tiempo. En 1997, cuando era dirigente de Boca Juniors y aún no tenía el filtro de un político, dijo a Página 12: "Nunca entendí los temas de soberanía en un país tan grande como el nuestro. Nosotros no tenemos un problema de espacio como tienen los israelíes", y agregó: "Al Tesoro de Inglaterra le cuesta bastante plata por año mantener las Malvinas" por lo que "serían un déficit adicional para el país".
La designación de Oscar Aguad en el gabinete fue el primer gran gesto hacia la Corona Británica: primero, como secretario de Comunicación, y luego directamente como ministro de Defensa de la Nación. Se trata del hombre que, cuando fue convencional constituyente en 1994, votó en contra de incorporar a nuestra Carta Magna la reivindicación de la soberanía sobre Malvinas. Y quien en 2009, como diputado nacional, fue uno de los cinco que se ausentaron a votar una corrección a la Ley de provincialización fueguina que restituía los límites del territorio que incluye a las islas. Ese es el ministro de Defensa.
Otra perla fue el nombramiento en el Banco Central de Lucas Llach, quien en julio de 2017 twiteó: "Yo entregaría no sólo las Falklands, sino todo Tierra del Fuego a England, así nos sacamos ese apéndice que le encarece la vida al pueblo".
Parecen anécdotas o simples lapsus, pero se trata del espíritu de una política exterior de entrega lisa y llana de la soberanía, donde además regala a Inglaterra la explotación pesquera y de hidrocarburos; en fiel consonancia con lo que ocupa las pantallas por estos días: las estampidas del dólar para nada descontroladas, sino que advertidas a los pooles financieros extranjeros, que fugan al exterior los recursos producto del trabajo de los argentinos.