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El gobernador de Texas, Greg Abbott, puso a los equipos de emergencia del estado en alerta máxima y advirtió de la posibilidad de inundaciones repentinas y lluvias torrenciales. “Texas continuará vigilando de cerca las condiciones meteorológicas para proteger el bienestar de los texanos”, dijo Abbott en un comunicado.
Una rara temporada de huracanes
El sistema tropical se registra luego de que agosto y principios de septiembre fueran inusualmente tranquilos en la actual temporada de huracanes en el Atlántico, que se extiende hasta el 30 de noviembre.
Esta temporada de huracanes tuvo cinco tormentas con nombre, incluido el huracán Beryl, que en julio dejó sin electricidad a casi 3 millones de hogares y empresas de Texas, sobre todo en la zona de Houston. Los expertos habían pronosticado una de las temporadas de huracanes más intensas jamás registradas.
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El huracán Beryl hizo destrozos al tocar tierra durante su pico máximo en julio.
En mayo, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) pronosticó probabilidades elevadas de que se desarrollaran de 17 a 25 tormentas con nombre, y que de esas, entre 8 y 13 alcanzaran la categoría de huracán. La NOAA sostuvo que esas cifras estaban por encima de las cantidades normales de este tipo de fenómenos meteorológicos.
"Estamos presentando un pronóstico muy agresivo", dijo Phil Klotzbach, del Departamento de Ciencias Atmosféricas de la Universidad Estatal de Colorado. Pero desde mediados de agosto, cuando se formó el huracán Ernesto, que pasó muy cerca de las costas de Puerto Rico, no se ha formado ningún otro. Tampoco se ha desarrollado alguna tormenta desde el 6 de agosto. La próxima tormenta se llamará Francine.