Aunque las vacunas no siempre evitan el contagio, sí reducen de manera significativa las hospitalizaciones y las muertes, explicó O’Leary, especialista en enfermedades infecciosas pediátricas.
Esta temporada también afectó gravemente a los adultos. Los CDC estiman que hubo al menos 47 millones de contagios, 610.000 hospitalizaciones y 26.000 muertes por gripe en el país. Entre los adultos hospitalizados, el 95 % tenía condiciones médicas previas. Sin embargo, solo el 53 % de los niños hospitalizados presentaban enfermedades como asma u obesidad.
Pese a la gravedad del brote, los indicadores de actividad gripal vienen bajando desde febrero, y los 50 estados reportaron niveles bajos o mínimos en los últimos días. En esta temporada circularon dos cepas del virus tipo A, H1N1 y H3N2, lo que complicó el escenario. Sin embargo, los CDC indicaron que las vacunas disponibles funcionaron bien para prevenir muertes y hospitalizaciones.
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Desinformación en la población
La caída en la vacunación infantil podría deberse, en parte, a la desinformación en redes sociales y la politización de las vacunas tras la pandemia de COVID-19. El secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., retomó parte del discurso antivacunas, lo que también influye.
Además, muchos consultorios pediátricos están saturados y ya no ofrecen vacunación fuera del horario habitual. Algunas farmacias, que ahora vacunan a más personas, no atienden a menores.
O’Leary concluyó: “Espero que esta temporada sirva para que la gente entienda que vacunar a los niños contra la gripe puede salvar vidas”.