Según un reciente estudio del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), estas gigantescas serpientes invasoras son responsables de una disminución del 85% al 100% en la población de especies como mapaches, zarigüeyas, gatos monteses, conejos, zorros grises y ciervos de cola blanca.
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Hoy en día se encuentra un gran número de esta serpiente.
Las pitones birmanas, introducidas de forma intencional o accidental en el sur de Florida, han establecido una población reproductora y se consideran una de las especies invasoras más preocupantes en el Parque Nacional Everglades.
Se han implementado varios métodos para atrapar y eliminar a estas enormes serpientes, pero su erradicación se considera "probablemente imposible" y el problema de su invasión representa "uno de los más difíciles" de resolver en todo el mundo, advierte el USGS.
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Devora lo que encuentra
Pero ahora, en Florida, una especie nativa de serpiente está devorando a las crías de estas pitones invasoras: las temidas y venenosas serpientes cottonmouths o water moccasin que abundan en los pantanos de los Everglades.
Según el USGS, un estudio reciente encontró varias cottonmouths con pitones birmanas jóvenes en sus estómagos.
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Esta especia de serpiente podría afectar la biodiversidad de Florida.
Para los científicos y ambientalistas, esta es una buena noticia, ya que las cottonmouths se suman a otros depredadores nativos, como el caimán americano, la culebra índigo de la Costa del Golfo y el lince rojo, que también cazan a las pitones birmanas. Incluso se cree que el oso negro de la Florida podría ser un consumidor de esta especie invasora.
Las cottonmouths, conocidas por su cuerpo pesado, coloración oscura y boca blanca, son venenosas y se alimentan de una variedad de presas, desde ranas y peces hasta pequeños mamíferos y aves.
Ahora, estas serpientes están contribuyendo a frenar el dominio de las pitones birmanas en los Everglades, lo que podría ayudar a preservar el equilibrio del delicado ecosistema.