Un gran pedazo de pastel de la boda de la Reina Isabel II y el rey Felipe fue encontrada. Debido a su rareza, esta fue llevada a una subasta para ser vendida a un precio más alto de lo que se esperaba. A continuación te contaremos más sobre este descubrimiento.

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El pedazo de reliquia

Una curiosa reliquia que alguna vez estuvo relacionada a la casa real británica acaba de ser subastada por 2.200 libras (unos 2.800 dólares). No se trata de una joya, una prenda de vestir o una obra de arte, sino que un trozo del pastel que se repartió durante la boda de la reina Isabel II y el príncipe Felipe.

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Este pastel fue elaborado por una gran cantidad de cocineros.

Este pastel fue elaborado por una gran cantidad de cocineros.

Según reportó la BBC, el peculiar trozo de pastel fue descubierto al interior de una maleta que estaba debajo de una cama y logró sobrevivir casi ocho décadas, pues el matrimonio fue celebrado el 20 de noviembre de 1947. La torta nupcial, de 2,7 metros de altura, se repartió entre los 2.000 invitados que asistieron a la boda.

El trozo de pastel pertenecía a Marion Polson, quien fue ama de llaves del Palacio de Holyroodhouse, en Edimburgo, entre los años 1931 y 1969. Después de la boda, la señora Polson recibió el trozo como una señal de agradecimiento de los novios por su labor en el "delicioso" servicio de postres.

La mujer guardó el regalo debajo de su cama, junto a otras de sus pertenencias, hasta que falleció en la década de los 80. Fue ahí que su familia descubrió la reliquia entre sus objetos personales.

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Pastel para reyes

El lujoso pastel nupcial de Isabel II y Felipe tenía cuatro pisos, 2,7 metros de altura y llegó a pesar casi 230 kilos. En su momento fue apodada "la tarta de las diez mil millas" al ser elaborada con fruta seca de Australia y macerada en ron y brandy de Sudáfrica, lo que le permitió conservarse bien ocho décadas después.

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El pastel pudo aguantar más de dos décadas guardado.

El pastel pudo aguantar más de dos décadas guardado.

El diseño del pastel consistía en escudos de armas de las dos familias reales y elementos glaseados que pretendían simbolizar los pasatiempos favoritos de los novios.

Finalmente, el trozo de pastel se vendió por más de 2.200 libras a un ciudadano de China, quien lo compró por teléfono. Desde la casa de subastas tenían contemplado que el precio inicial del trozo era de 500 libras, pero su rareza y tamaño lo llevaron a un precio mucho mayor.

El director de la casa de subastas al medio británico comentó: "Este sí que conserva su contenido original, lo cual es muy, muy raro". Sin duda, esta reliquia de la realeza británica representa un fascinante vistazo al pasado y un recordatorio de la grandeza de una boda real.

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