Durante toda su vida fue mal vista por varias mujeres y hombres que no soportaban su osadía al hablar, al vestirse. Siempre tuvo claro que las mujeres debían tener las mismas libertades que los hombres y los mismos derechos y se rigió bajo esa idea.
Fiel con aquellos que ella consideraba amigos y capaz de hacer por ellos todo lo que fuese necesario, “la Sáenz” se ganó el respeto de muchos. Al mismo tiempo, era inclaudicable con los traidores a ella y a la Patria y no tenía ningún problema en pensar que debían ser fusilados, sin tregua ni piedad alguna.
Se enamoró de Simón Bolívar y él de ella, aunque en muchas ocasiones Manuela Sáenz fue demasiado para él, cuenta Florencia Canale en su libro, en el que también hay espacio para la gesta libertadora de José de San Martín.
“Simón Bolívar queda pasmado cuando la conoce, igual después aterrado. Ella ya era una mujer con convicciones antes de conocerlo. Ya había sido nombrada Caballeresa de la Orden del Sol por San Martín. Ya había empezado a conspirar”, explicó Canale, que señaló que en ese momento fue algo muy diferente al papel que tenían la mayoría de las mujeres.
No fue la única mujer que pelearon, a su manera, para lograr la independencia. Muchas actuaron como espías, incluso se acostaban con realistas para obtener información. “Tuvieron un papel muy importante en la independencia de América Latina”, señaló la escritora.
Fue tal el papel que cumplió Manuela Sáenz que fue varias veces perseguida por los enemigos de la Independencia y de Simón Bolívar. Y por su forma de ser, no le faltaron enemigos en su vida, aunque eso no la asustaba. Por el contrario, la envalentonaba. Incluso, con el paso del tiempo su memoria fue defenestrada para luego ser revalorizada como uno de los personajes más importantes de la historia de América Latina.
Leé un fragmento de Bastarda, de Florencia Canales