A finales de ese año, el agente recibió una llamada inesperada y muy dolorosa. “Me dijeron que Bob Marley se estaba muriendo de cáncer en una clínica de Suiza y que nadie podía enterarse porque los papparazzi lo estaban persiguiendo”, confiesa en su obra "Einstein, Michael Jackson & Me: A Search for Soul in the Power Pits of Rock and Roll.
“Cada mañana, Bob bajaba de su habitación, miraba los periódicos de todo el mundo y los comprobaba para ver si alguien había escrito acerca de su enfermedad. Si no lo habían hecho, se pasaba el día afuera, jugando al fútbol. Si había una mención a su cáncer, Bob se quedaba en su habitación, sentado en la oscuridad”, añadió.
El cáncer había iniciado como un melanoma en el pulgar de su pie derecho y luego hizo metástasis en sus pulmones y su cerebro. Si bien siempre fue consciente de su enfermedad, se negó a someterse a una intervención quirúrgica debido a su filosofía de vida y su religión rastafari y prefirió asumir que ya no había mucho más que hacer por su salud.
Antes de morir, el 11 de mayo de 1989, en Miami (Estados Unidos), tras ser diagnosticado con cáncer, según algunos medios, una de sus frases fue "el dinero no puede comprar la vida". Durante sus 36 años vividos el cantante se dedicó no solo a exportar el reggae sino a defender la paz y luchar contra la guerra.
Según la prestigiosa web Celebrity Net Worth, se estima que el cantante acumuló a lo largo de su vida alrededor de 130 millones de dólares, proviniendo de una aldea muy humilde en el norte de Jamaica donde vivía solo junto a su madre. Desde que se conoció que le quedaba poco tiempo de vida, dos discográficas pretendieron quedarse con los derechos, ofertando 50 millones de dólares por cinco discos.