Esta enfermedad impacta negativamente en múltiples aspectos de la vida de quienes la padecen, incluyendo en la salud mental, generando estrés, ansiedad y depresión, y afectando a las familias, que lidian con la angustia de ver sufrir a sus hijos.
Por otro lado, también afecta al sueño y genera problemas de conducta, dificultad en el rendimiento escolar e incluso bullying debido a la apariencia visible de las lesiones. Esto puede causar aislamiento social, especialmente en la adolescencia, afectando la autoestima y llevando al abandono de tratamientos.
Es frecuente que las personas con dermatitis atópica experimenten una carga de enfermedad aún mayor porque suelen desarrollar determinadas comorbilidades desencadenadas por el mismo proceso inflamatorio, conocido como inflamación de tipo 2, tales como asma, rinitis alérgica y poliposis nasal. Además, los cuadros moderados y severos no controlados adecuadamente se asocian con más riesgo cardiovascular y de sobrepeso y obesidad.
Es fundamental buscar ayuda psicológica para enfrentar la angustia que genera esta enfermedad y recibir un tratamiento integral que incluya el apoyo de la familia y el equipo médico.
“La DA trae como consecuencia alteraciones en el sueño debido al prurito, tanto en la calidad como en la cantidad de horas dormidas. Esto genera malestar e irritabilidad en los niños y un consecuente empeoramiento de su enfermedad, provocando un círculo vicioso en la vida del paciente. Por otro lado, las lesiones pueden sobreinfectarse por el rascado generando dolor.” Explica la Dra. Florencia Galdeano, MP 8397, Medica de planta dermatopediatra, Hospital Notti.
“A su vez es muy frecuente que a los pacientes se les altere la calidad de vida ya que se les dificulta desarrollar actividades cotidianas como practicar algún deporte ya que, por ejemplo, les puede irritar el cloro si hacen natación, el talco si hacen gimnasia artística o el nylon de la ropa que usan en hockey o fútbol. Algunos pacientes que tienen afectadas las manos les es difícil realizar manualidades o actividades relacionadas al arte. Todo lo antedicho, les complica la integración y la interacción social con sus pares.” agrega.
Es por esto que el tratamiento precoz y oportuno, que permita mantener la enfermedad bajo control, previene el desarrollo de comorbilidades, mejora notablemente la calidad de vida del paciente y su familia y disminuye costos, tanto para el paciente como para el sistema de salud. Además, los cuidados básicos son fundamentales para la piel atópica.
“Quienes padecen de esta enfermedad, deben ser muy prolijos para que el tratamiento en general funcione. Colocarse cremas humectantes y los medicamentos correspondientes debe convertirse en un paso más dentro de su cotidianeidad para poder controlar la DA.” Refuerza la Dra. Galdeano.
Y también menciona que “En Mendoza hay muchos pacientes con DA porque el clima no ayuda mucho, en especial por el viento zonda, que es un viento seco y trae consigo mucha tierra. Esa tierra en general queda en suspensión, seca la piel y genera alergenos que brotan la DA. Por otro lado, hay muchos minerales en el agua que secan la piel. Todo esto hace que, quienes padecen de esta enfermedad en nuestra provincia, tiendan a brotarse un poco más”.
No se conoce la causa exacta de esta patología, que es multifactorial donde intervienen factores genéticos, ambientales, defectos en la función de la barrera de la piel y factores inmunológicos. El diagnóstico es a través de las manifestaciones clínicas de la enfermedad, dado que no existe una prueba de laboratorio específica. Para llegar al diagnóstico se hace seguimiento, observación de la cronicidad y ubicación de las lesiones. Los antecedentes familiares pueden colaborar en confirmar el diagnóstico.
La severidad de la enfermedad se evalúa con escalas validadas según la duración de los eczemas; extensión de la lesión; la intensidad de los síntomas (como el prurito) y picazón; respuesta al tratamiento y calidad de vida. Los grados de severidad generalmente se dividen en leve, moderada y grave. Esta clasificación es fundamental para determinar el tratamiento más adecuado y evaluar la respuesta terapéutica.