Entrevista

La tradicional fábrica de churros que supo mantener el legado familiar y hoy sueña con llegar a Disney

Desde 1969, Churrico lidera un mercado que en la actualidad es furor en el mundo. La familia Agüero tiene propuestas para hacer churros en otros países

En Mendoza, donde el sol besa las viñas, el aire se impregna de sabores diversos y existe un aroma que endulza la vida de varias generaciones: la de los churros de Churrico. Lo que comenzó en los '60 como la premonición de un visionario, César Agüero, se transformó en una empresa familiar que abraza el futuro sin perder sus raíces.

Más que una fábrica de churros, Churrico es el registro de trabajo, pasión y resiliencia compartido en familia, un legado que se ha amasado y se ha freído con el mismo cuidado que cada uno de sus productos.

Y que los lleva a un presente en expansión, con 10 franquicias en la provincia y ofertas tentadoras para trasladar los churros a otras partes del país e incluso a Uruguay, Chile, España o al mismísimo ombligo de la diversión mundial, la ciudad de Orlando -donde está Disney World-.

Churrico, confitería y fábrica de churros
El local que dio origen a la fábrica de churros se mantiene. Está en Dorrego y hoy es una de las 10 franquicias de Churrico.

El local que dio origen a la fábrica de churros se mantiene. Está en Dorrego y hoy es una de las 10 franquicias de Churrico.

Desde aquellos días del año 1969 en los que César Agüero se propuso introducir el churro de calidad en el paladar de los mendocinos, la familia ha sido el pilar del emprendimiento. Daniel, quien desde joven acompañó a su padre en esta dulce aventura, recuerda con cariño cómo junto a su mujer Adriana criaron a sus hijos entre el "olor a grasa de churros" y los paseos en los carros churreros que tanto les divertían.

Este apego a la labor diaria y al sacrificio familiar es lo que forjó la identidad de una fábrica que no sólo resiste el paso del tiempo, sino que florece y se renueva en las nuevas generaciones de los Agüero.

Tres generaciones que saben elaborar, vender y servir churros

¿Cuántas historias guardan las paredes del tradicional local de calle O'Brien de Dorrego, que supo ser a su vez el hogar de la familia y que hoy está reformado con la nueva estética de Churrico pero mantiene intacto su origen?

A los 73 años, Daniel Agüero permanece activo al lado de sus cuatro hijos en la fábrica de churros, pero soltando la voz de mando para que ellos escriban "a su modo y con su visión" este capítulo de la historia empresarial que no es más que su propia historia familiar.

Los Agüero -Daniel junto a sus "herederos" churreros Laura (48), Julio (46), Luciana (39) y Facundo (37)- abren a Diario UNO las puertas de Churrico para compartir anécdotas y revelar un presente cargado de nuevos desafíos.

Los Agüero, familia de la fábrica de churros Churrico
Daniel y Adriana posan con sus hijos Luciana, Facundo, Laura y Julio.

Daniel y Adriana posan con sus hijos Luciana, Facundo, Laura y Julio.

Esta tercera generación, con sus títulos universitarios y la experiencia de haber "lavado copas" desde niños, tomó las riendas de la fábrica con una visión renovada. Supo reinventarse, retocar el logo y hasta franquiciar su modelo de negocio, siempre bajo la premisa innegociable de mantener la calidad de los churros que los caracteriza.

Este salto hacia la expansión, que en breve contará con 12 locales en Mendoza y proyecciones de crecimiento ambiciosas, no debilitó el espíritu familiar. Al contrario, fortaleció los lazos y la convicción de que el éxito reside en el compromiso, la armonía y, sobre todo, en el amor por lo que hacen.

La historia de Churrico es un recordatorio de que, incluso en un mundo que clama por la inmediatez, el camino más dulce se construye paso a paso, con esfuerzo y la felicidad de disfrutar cada momento del trayecto.

César Agüero, el visionario de los churros en Mendoza

En la voz de Daniel Agüero se siente el eco de décadas de trabajo y vivencias. "Mi padre, César, fue uno de los que abrieron los primeros boliches en Chacras de Coria, Estéreo se llamaba, en 1965", rememora. Es en este contexto que surge la chispa inicial, casi una premonición. "Para Navidad y Año Nuevo a la gente le gustaba desayunar en los jardines del boliche y pedía chocolate con churros. No había churros: mi papá servía bay biscuits". Pero la semilla ya estaba plantada.

Daniel relata un episodio que marcó a su padre: el encuentro con Cantinflas en Mendoza. "Cantinflas le preguntó dónde podía tomar un chocolate con churros. Mi papá le dijo 'en el Mercado Central' y lo acompañó. Eso le quedó a papá en la cabeza, la intriga de por qué no había más lugares donde hicieran churros". La anécdota fue el catalizador de una idea revolucionaria para la Mendoza de entonces.

Esa inquietud de César lo llevó a Buenos Aires, donde un amigo lo invitó a conocer una fábrica de churros. "Se fue mi papá con un ingeniero a ver la máquina. Cuando la vio, notó que era muy chiquita, una máquina que no tenía mucha importancia", dice. Sin embargo, la mente innovadora de su padre no se detuvo ahí.

Churrico, foto histórica de la fábrica de churros
El fundador de la fábrica de churros, César Agüero, con su mujer Lucía. A fines de los '60 abrió Churrico y hoy va por la tercera generación.

El fundador de la fábrica de churros, César Agüero, con su mujer Lucía. A fines de los '60 abrió Churrico y hoy va por la tercera generación.

"A su regreso, el ingeniero le creó una máquina más grande que largaba 10 docenas de churros crudos cada 20 segundos", revela Daniel con énfasis, para transmitir la concepción del producto que se proponía su papá en cuanto a escala de producción.

Salía a vender en los carros de churrero con mis hijos a cuestas... Salía a vender en los carros de churrero con mis hijos a cuestas...

Con la máquina lista, el siguiente desafío era introducir el churro en el mercado mendocino. "Había que venderlos. Entonces empezó la gran tarea de hacer un churro de calidad, que la gente lo aceptara; porque el mendocino es muy clásico y le interesa saber de dónde provienen los productos", asegura Daniel.

Daniel Agüero, segunda generación de la fábrica de churros Churrico
Desde su juventud, ayudando a su papá César, Daniel Agüero lleva adelante la fábrica de churros.

Desde su juventud, ayudando a su papá César, Daniel Agüero lleva adelante la fábrica de churros.

La estrategia publicitaria de César fue tan ingeniosa como efectiva: "Mi viejo se hizo una fábrica muy linda, muy moderna, y empezó a invitar gente a conocer la fábrica, a escuelas, a periodistas de la radio como Tito Pagés y Servando Juárez". Y así se inició el camino de la popularidad de Churrico.

Daniel recuerda con orgullo sus inicios en la empresa familiar: "Cuando la gente lo descubrió, lo tomó. Ahí yo me puse a trabajar al lado de mis padres, mi papá hacía los churros, yo los preparaba y los salía a vender a las panaderías, a las confiterías, a todos lados".

Hijos con títulos universitarios pero churreros de vocación

La siguiente generación, los hijos de Daniel, creció literalmente entre churros. "Mis hijos nunca tuvieron olorcito a Johnson. Tenían olorcito a grasa de churros. Yo salía a vender en los carros de churrero con ellos a cuesta. Los subía arriba en los carros y los paseábamos con mi mujer", relata Daniel como si volviera a disfrutar aquel juego infantil, porque el negocio no era sólo un trabajo, era una parte intrínseca de su vida familiar.

La participación de todos era fundamental. "Mi señora estaba en el mostrador. Todos trabajábamos acá. Y hemos pasado todos por todos los rincones de la empresa. Hemos sido mozos, cafeteros, cajeros, hemos sido bacheros, distribuidores, fabricantes, vendedores de churro", destaca Daniel acerca de la tarea que realiza la familia entera en la fábrica y que les ofrece una experiencia acabada del funcionamiento de la empresa y una comprensión de la labor de cada área.

A pesar de sus formaciones universitarias, el llamado de la empresa familiar pesó más a la hora de encaminar su futuro para los cuatro hijos de Daniel que hoy están al frente de Churrico. Ante la pregunta de si alguna vez se replantearon seguir su camino profesional, Luciana responde primero: "Estudié nutrición, trabajé en mi rubro pero me di cuenta de que me gustaba lo que hacía acá, estaba con mi familia, era lo mío, así que decidí volver".

Embed - Confitería y fábrica de churros Churrico: 53 años de historia familiar

En ella, como en sus hermanos, el arraigo y la tranquilidad de trabajar en familia -donde hay un sentido de pertenencia- son más poderosos que cualquier otra vocación. "Creo que cuando uno se decide irse de una empresa familiar influye mucho la relación que tenés con tu familia. Porque quién no quiere continuar una empresa familiar y sobre todo cuando es una empresa linda, exitosa", reflexiona Julio.

Laura habla de la generosidad de las generaciones anteriores: "La segunda y la primera generación de nuestra familia fueron muy generosos con nosotros de dejarnos hacer... No solamente enseñarnos, porque tuvimos la suerte de trabajar las tres generaciones con mi abuelo también".

Es que para los Agüero no se trata sólo de heredar un negocio, sino de recibir la libertad para innovar y evolucionar. "Mi papá fue generoso en dejarnos hacer, en correrse y en decir, bueno, vienen ustedes. Entonces, como que la teníamos muy clara, qué nos había enseñado y qué capacidades teníamos. Lo único que nos pidió es que cuidemos la calidad del producto", agrega Laura.

Daniel y sus hijas Laura y Luciana Agüero en la fábrica de churros familiar Churrico
Daniel Agüero junto a sus hijas Laura y Luciana, durante la charla con Diario UNO en la fábrica de churros.

Daniel Agüero junto a sus hijas Laura y Luciana, durante la charla con Diario UNO en la fábrica de churros.

Facundo complementa la visión de sus hermanos: "Tuvimos esa posibilidad de entrar, seguir la empresa, crear, mover cosas, hasta le toqueteamos el logo", dice con una sonrisa pícara de esa renovada imagen de la fábrica que costó que su papá aceptara de inmediato.

Y se sincera: "Tenemos esa confianza de poder hablar claro todos los temas, y si te equivocás no importa, seguir porque sabés que tenés el apoyo, eso hace que no elijas irte a otro lugar. Siempre te querés quedar acá. Porque la fábrica ha evolucionado en sus 50 años de vida".

Los churros de Churrico podrían llegar a Disney

Los Agüero, como familia emprendedora, coinciden en que "el amor, la unión y la libertad de acción" son los pilares para que la fábrica de churros avance en su medio siglo de trayectoria.

Y ese progreso los llevó a experimentar la modalidad de franquicia, a través de Rodrigo Villarreal Granata y su consultora es como las que comercializan y esperan tener 15 locales franquiciados a fin de año. Además, y gracias al auge mundial de los churros, la proyección de expansión de la fábrica de churros llega a lugares impensados.

"Hoy hasta en Disney venden churros, está como de moda", admite Julio Agüero sobre su producto que ellos han sabido anticipar a tendencias. Su papá Daniel desde fines de los '80 que viene investigando sobre la forma de franquiciar su marca de churros.

Churrico, fábrica de churros, foto histórica
La amistad de César Agüero con un porteño generó la idea de fundar una fábrica de churros en Mendoza en 1969.

La amistad de César Agüero con un porteño generó la idea de fundar una fábrica de churros en Mendoza en 1969.

La diversificación de la empresa fue clave también para abrir horizontes. Actualmente Churrico está dando trabajo a 40 personas en sus dos fábricas -una ubicada en el parque industrial de Godoy Cruz y la histórica de Dorrego, donde también se hace pastelería, sandwichería, alfajores y muchos otros productos-.

La familia Agüero va paso a paso, degustando el camino y evitando la tentación de "quemar etapas". Julio reconoce que le llegan propuestas de otras provincias e incluso del exterior para exportar o abrir una franquicia o una sucursal de Churrico.

Churrico, fábrica de churros y confitería
En Churrico trabajan más de 40 personas.

En Churrico trabajan más de 40 personas.

"Tenemos ofertas de Ushuaia, de Uruguay, Chile, de España, hasta en Orlando -donde está Disney- quieren que lleguemos con nuestros churros", admite Julio Agüero.

Y lejos de buscar la estridencia con su revelación, aclara: "En los últimos tres o cuatro años hemos crecido más rápido de lo que esperábamos. Sería muy irresponsable empezar a mirar para afuera cuando todavía no dominamos acá. Estamos dominando recién lo que hemos hecho acá, disfrutando todo lo que vamos consiguiendo".

Churrico Viajero - foto histórica de la venta ambulante de la fábrica de churros
Desde los años '60, la familia que está detrás de Churrico busca cómo seguir expandiendo su mercado.

Desde los años '60, la familia que está detrás de Churrico busca cómo seguir expandiendo su mercado.

En este sentido, su hermano Facundo reafirma: "Para vender churros en Disney tenemos que asegurarnos que serán de la misma calidad que los de acá. No es algo simple, así que hasta que no estudiemos bien el proceso de comercialización, si instalarnos o exportar, no vamos a salir afuera; al menos no este año".

Luciana consolida la postura de sus hermanos al aseverar que "hacer churros no es sólo mezclar agua con harina; acá estamos dando capacitaciones permanentes a nuestro personal en la forma de freír, de rellenar, de hacer la masa y hasta de servir en la mesa".

¿Se viene la cuarta generación en la fábrica de churros?

Tres de los hermanos Agüero que tienen hijos ya miran con entusiasmo a la cuarta generación que pueda continuar su legado.

"No sabemos qué harán, la más grande tiene 19 años y ya estuvo trabajando acá. Y los más chiquitos, cuando dimos la franquicia de este local de Dorrego que es el original se ofendieron, hasta nos obligaron a que dejáramos colgadas en una pared las fotos de los inicios de la fábrica", describe Luciana Agüero, y comenta que las mesas familiares en ese lugar se arman todos los días.

"Como trabajamos juntos, de lunes a viernes almorzamos en familia; mi mamá cocina para todos, somos como 10 o más cuando se juntan los nietos, nueras y yernos". Así que nada hace sospechar que Churrico corte la tradición a la brevedad. Esta fábrica de churros tiene masa que estirar para otros 50 años.

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