Como una esmeralda exquisita rodeada de diamantes, la pradera frondosa de Bayanbulak se encuentra en medio de las montañas de Tianshan cubiertas de nieve. Un río serpentea a través de este amplio paraíso pastoril, ramificándose en muchos afluentes, razón por la cual recibe el nombre de “agua de manantial abundante”.

Las tierras bajas vírgenes en la Región Autónoma Uygur de Xinjiang son lo más cercano a una utopía que uno pudiera alcanzar y ahora es la única reserva natural de China para cisnes. Entre mediados de marzo y abril de cada año, estas elegantes aves acuáticas acuden a la Reserva Natural Nacional de Bayanbulak para anidar. A fines de septiembre, se trasladan a climas más cálidos con sus crías.

Ma Ming, ornitólogo y exdirector de la estación ecológica de Bayanbulak, llegó por primera vez a los prados a principios de la década de 1980. “He visto estas aves refinadas migrar para anidar innumerables veces, pero nunca me canso”, expresó. “Nuestro vínculo sigue creciendo”.

En 1991, Ma y otros biólogos en la estación ecológica de Bayanbulak, parte de la Academia de Ciencias de China, solicitaron el permiso de la Fundación Nacional de Ciencias Naturales del país para su proyecto de investigación de cisnes.

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Dos guardianes vigilando en la reserva natural de Bayanbulak. PARA USO DE CHINA DAILY

Dos guardianes vigilando en la reserva natural de Bayanbulak. PARA USO DE CHINA DAILY

La reserva se encuentra a una altitud de 2.500 metros y cubre unas 137.000 hectáreas. “Esta es una de las áreas más frías de China, con una temperatura promedio anual de -4,7 ºC”, indicó Ma. “En enero, la temperatura puede bajar hasta -48 ºC. Julio, por otro lado, es el mes más cálido, con 28 ºC, lo que es ideal para la anidación”.

“El río Kaidu da vueltas y vueltas a través de la reserva, creando humedales para atraer a los visitantes con alas”, señaló Ma. “Los cisnes no pueden volar durante el período anual en que mudan de plumaje (perdiendo las plumas, que luego vuelven a crecer) y vivir en el agua o en los pantanos los protege de depredadores como lobos y zorros”.

Además, los humedales son una abundante fuente de alimento. “La dieta de los cisnes se compone principalmente de hierba y plancton, que se encuentran en abundancia en Bayanbulak. Pasan medio año en la reserva, alimentándose y anidando, lo que les permite recargarse para la siguiente ronda de migración”, agregó.

El buró administrativo de la reserva estableció una estación de gestión central con guardianes locales, que trabajan para proteger a los cisnes. La estación tiene seis guardianes de tiempo completo y contrata a seis más para ayudar durante la temporada alta, que es de marzo a octubre.

Na Qing, del grupo étnico mongol, ha sido guardián de tiempo completo desde 2016. Visita los humedales de tres a cinco veces por semana, observa y registra el comportamiento de los cisnes, evita interferencias de cualquier tipo y controla otras especies de vida silvestre.

Entre 8.000 y 10.000 cisnes visitan la reserva cada año y nacen en promedio entre 2.500 y 3.000 cisnes, sostuvo Na. A medida que llega el invierno, menos de 300 se quedan atrás; sobre todo aquellos que carecen de la fuerza para volar largas distancias. El equipo vigila a estos cisnes para asegurarse de que no pasen hambre. Los granos de maíz se esparcen cada siete a 10 días.

Después de décadas de un esfuerzo individual e institucional, Bayanbulak se convirtió en reserva nacional en 1986. En 2013, Tianshan de Xinjiang se incluyó en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, y Bayanbulak (también llamado Bayinbuluke) es uno de sus cuatro segmentos.

Tanto las etiquetas nacionales como las internacionales han ayudado a elevar el estándar de gestión de Bayanbulak, indicó Ma, lo que a su vez ofrece una cobertura adicional para las aves migratorias y otras especies.

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