La Agencia Internacional de la Energía ha reconocido a China como líder en el sector de energías renovables a nivel global y como una fuerza motriz principal detrás de la rápida expansión de la capacidad de energías renovables en el mundo.
Los analistas sostuvieron que el país ha intensificado sus esfuerzos para promover la reforma de sus métodos de producción y consumo de energía a la vez que ha mejorado su capacidad de abastecimiento eléctrico.
“Sostenido por políticas favorables, avances competitivos en la cadena de suministro interna y un sistema de redes confiable, China va por el buen camino para acelerar la transición energética con la implementación de continuos proyectos de energías renovables”, afirmó Deng Simeng, analista sénior de investigación de energía y renovables en la consultora global Rystad Energy.
Según la consultora, más de la mitad de las incorporaciones a la capacidad de energías renovables de este año provendrá de China. A finales de julio, China ya había instalado 1206 gigavatios de capacidad de energía solar y eólica, superando así el objetivo nacional de 1200 GW fijado para 2030, lo que significa que el país logró su objetivo seis años antes de lo programado.
Wang Lining, director del departamento de mercado petrolero del Instituto de Investigación de Economía y Tecnología de la Corporación Nacional de Petróleo de China, expresó que la mayor apertura de China ha creado nuevas oportunidades para profundizar la cooperación internacional en materia de energía limpia.
Las multinacionales, como General Electric, BP y Siemens, están expandiendo constantemente sus inversiones en el sector energético de China y cuentan con muchos proyectos en marcha en todo el país, afirmó.
Según el libro blanco, China se ha convertido en el mayor inversor del mundo en la transición energética, con una inversión que alcanzó u$s 676.000 millones en 2023.
Wan Jinsong, subdirector de la Administración Nacional de Energía, declaró que las exportaciones chinas de productos de energía fotovoltaica y eólica ayudaron a otros países a reducir cerca de 810 millones de toneladas métricas de emisiones de dióxido de carbono el año pasado.