- Bicarbonato de sodio
- Jugo de 1 limón
El bicarbonato de sodio tiene propiedades abrasivas suaves que, combinadas con el jugo del limón, pueden ayudar a que el esmalte permanente se despegue de la uña más fácilmente. Para ello necesitas 2 cucharadas de bicarbonato de sodio y el jugo de medio limón.
El primer paso consiste en mezclar ambos ingredientes en un bowl hasta conseguir una especie de pasta espesa. Aplica la mezcla sobre las uñas y deja actuar durante 10 minutos.
El siguiente paso es frotar la pasta sobre las uñas con un cepillo de cerdas suaves. Este paso también sirve para exfoliar la piel de las manos y ablandar las cutículas (las cuales luego pueden ser cortadas).
Retira la mezcla de bicarbonato de sodio y jugo de limón con abundante agua tibia, y luego aplica crema hidratante.
¿Por qué no debemos usar acetona?
La acetona es muy efectiva para cuando queremos eliminar esmaltes resistentes, y esto la ha convertido en el producto más demandado a la hora de eliminar cualquier resto de laca de uñas.
Sin embargo, la acetona es un producto muy fuerte, y su uso constante puede causar uñas quebradizas, resecar la cutícula o, incluso, irritar las pieles más sensibles que rodean la uña.