Leonardo Puppato, Familia Schroeder.
Aunque no hay números oficiales, se estima que casi el 70% de los espumosos que se consumen en el país son bajo método Charmat. “El habitual tomador de espumantes conoce del tema y busca lo que más le gusta y lo que pueda pagar. Generalmente los Charmat son más variados desde los secos hasta los dulces; en cambio, los de método tradicional generalmente son más bien secos y no a todos les gusta, menos a los que se inician en las burbujas”, agrega el enólogo.
Bodega Nieto Senetiner es uno de los grandes jugadores en este mercado de espumosos, sobre todo bajo el método Charmat. Un claro ejemplo es su Brut Nature que este diciembre pasado se convirtió en la bebida más vendida en Mercado Libre.
Sin embargo, el último lanzamiento de la bodega en materia de espumosos es su Nieto Senetiner Millésime Brut Nature 2016, el cual se elaboró bajo el método tradicional. “En determinadas épocas de nuestra historia hemos lanzado algún Champenoise, esta es la segunda aparición; la primera fue en 1995 con motivo de los 130 años de la bodega. Sólo lo hacemos en años y condiciones especiales, este se elaboró por ser una cosecha extraordinaria”, explica Roberto.
Si bien se podría pensar que la intención de la bodega fue darle una mayor calidad a su espumoso Millésime, en realidad lo que Roberto González buscó fue otorgarle un estilo diferente en el que resalte los tonos de notas de pan tostado y levaduras por sobre la fruta, algo que no hubiese logrado con el otro método.
Pero si la idea es hablar del método tradicional, son dos las bodegas que se jactan de elaborar todos sus espumosos bajo el método Champenoise: Cavas Rosell Boher y Cruzat. Si bien la primera además tiene líneas de vinos tranquilos, ninguno de ellos sale bajo el nombre de Rosell Boher, sino como Casa Boher. La segunda, en cambio, es la única bodega argentina dedicada exclusivamente a la producción de espumosos bajo el método tradicional. Lorena Mulet, enóloga de Cruzat, se anima a juzgar con la misma vara a los espumosos argentinos con los franceses.
“Si bien nuestra calidad es comparable a los productos de Champagne, el prestigio e historia de estos los despegan de cualquier categoría producida en Argentina. El Champagne en el país tiene un público muy reducido por acceso a su red de distribución y precio. Nosotros pretendemos poder llegar a un rango más amplio de consumidores que puedan disfrutar de un espumoso de muy buena calidad en forma permanente y para todas las ocasiones de consumo”.
De enero a enero
Hace ya más de diez años que los espumosos dejaron de pensarse como un producto exclusivo para las fiestas. Sin embargo, de octubre a diciembre sigue representando el punto más alto de ventas de las bodegas.
La primera en impulsar esta desestacionalización fue Bodega Chandon, con una fuerte campaña de consumo anual. Hoy la firma de origen francés ostenta el 35% del mercado con su clásico Chandon (método Charmat), la cual representa una facturación anual de $2.597 millones.
Carlos Oliva, gerente Comercial Cavas Rosell Boher, sostiene que “el último trimestre del año es el momento de mayor demanda. Donde prácticamente el 50% de la facturación se produce en estos tres meses”, afirma, aunque aclara: “Independientemente de eso, el espumoso es una bebida que no sólo se toma en las fiestas; su consumo se ha desestacionalizado en los últimos 10 años”.
Algo con lo que concuerda Andrés Heiremans, Gerente General de Bodega Cruzat: “En el último trimestre se vende un 50% de total anual, porcentaje que ha ido disminuyendo en los últimos años. Hay un interés creciente por tomar espumosos en diferentes ocasiones de consumo, en comidas, en fiestas, como aperitivo o bajativo durante todo el año”.
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botellas apiladas en la bodega
Pero más allá del Champenoise o el Charmat, otro “error común” es el de afirmar que los Extra Brut son los mejores. “El consumidor argentino conoce a esa categorización como sinónimo de calidad, en lugar de asociarlo a la cantidad de azúcar por litro. Debemos seguir ayudando a difundir que no solamente se encuentran buenos espumantes en esa categoría comercial, sino que pueden encontrar excelentes productos en un Brut, un demisec o un Nature. Este tipo de denominaciones lo que determina es el azúcar por litro y no la calidad final del producto”, explica Carlos Oliva.
Nombre, se busca
A fines de noviembre de 2018, Bodegas de Argentina y Wines of Argentina impulsaron –nuevamente– la idea de conformar un nombre propio para los espumantes nacionales con el fin de potenciar las exportaciones, que hoy representan menos del 3% de la venta de vino argentino en el exterior.
“Si bien nuestra calidad es comparable a los productos de Champagne, el prestigio e historia de éstos los despegan de cualquier categoría producida en Argentina” “Si bien nuestra calidad es comparable a los productos de Champagne, el prestigio e historia de éstos los despegan de cualquier categoría producida en Argentina”
Lorena Mulet, Bodega Cruzat.
Si bien este intento tuvo gran aceptación entre los bodegueros y las cámaras de vino, todavía no logran ponerse de acuerdo en dictaminar si hay que establecer el tipo de elaboración, las variedades o si incluye a cualquier espumoso hecho en Argentina.
“Creo que una deuda pendiente es tener un nombre propio. La Argentina tiene un alto potencial de salir al exterior con un espumante bien nuestro. En Italia, el Prosecco se hace con Glera y conquistó el mercado estadounidense; y nosotros podríamos hacer algo similar con Pinot Noir y Malbec, mostrando la fortaleza del Malbec en los espumantes”, dice Roberto González, quien afirma que “el problema es que no tenemos definido un nombre que identifique nuestros productos, y que sea atractivo para el consumidor internacional: El nombre debe identificar una región, un proceso y un producto… y eso es muy difícil”.
Algo con lo que concuerda Lorena Mulet, pero sostiene que es fundamental que haya un reglamento básico. “De esta manera podremos aprovechar la diversidad que tenemos en Argentina y mostrarla a nuestros consumidores. Al mismo tiempo el ‘bautizar’ nuestro producto nos dará mucha fuerza para presentarnos en el amplio y complejo mundo vitivinícola, con un producto con fuerza y categoría”.
“El consumidor argentino conoce a categorización Extra Brut como sinónimo de calidad, en lugar de asociarlo a la cantidad de azúcar por litro”, Carlos Oliva, Cavas Rosell Boher. Ya sea Charmat o Champenoise, Extra Brut o Dulce, hoy en día se puede afirmar que estamos disfrutando de los mejores espumosos argentinos. Sólo es tiempo de dejar de lado los juicios de valor y encontrar las burbujas que acompañen cada momento. Porque, como decía Napoleón, “en la victoria lo merecemos y en la derrota lo necesitamos”: Siempre hay una excusa para hacer volar un corcho por los aires. ¡Salud!
Especial para UNO - Di·Vino
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