Al concluir la boda, cuando todos los invitados se retiraban del evento, la pareja se dio cuenta de que nadie había ofrecido llevarlos a su casa. Sí, leíste bien, ¡ninguno de los 196 asistentes se ofreció a llevarlos!
Los novios, que se encontraban felices y eufóricos por el gran día, se vieron obligados a caminar hacia su casa, completamente indignados y sorprendidos por la actitud de sus invitados. A pesar de la sorpresa, ambos decidieron tomárselo con humor. Después de todo, los dos coincidieron en que, aunque fue una situación incómoda, les serviría para recordar esta boda de una forma realmente única.