vendimia solidaria Luján
Olga Velázquez coordina y lleva adelante 13 merenderos de Luján, en donde más de 1.200 personas se involucran y participan

De pie por nuestra gente

Por UNO

Sus días no tienen horarios fijos y siempre hay necesidades que cubrir, pero sí están llenos de caritas felices y abrazos que sostienen. Su nombre es Olga Velázquez y junto a su pareja Alberto Montiel, llevan adelante y coordinan 13 merenderos de Luján de Cuyo.

Trabajan en distintas zonas como callejón Rufino; una parte del Bajo Luján; callejón Quintana; Perdriel; Cuadro Estación; la cancha Ubaldini; 22 de Noviembre; Ugarteche; Virgen de Luján; Carrizal de Abajo y Carrizal del medio entre otros lugares.

La historia de vida de esta pareja los impulsó a dedicarse a los demás, y comenzar de a poco con un solo merendero. Pero con el tiempo la actividad fue creciendo y hoy trabajan para colaborar con 1.200 personas que dependen de ellos y sus colaboradores.

"A los dos años de estar en pareja con Alberto decidimos hacer el merendero, porque cuando yo vine del Chaco, de donde soy, pasé muchas necesidades con mis hijos. Entonces, cuando estuve mejor, me propuse ayudar a los que también tenían carencias. Hoy coordinamos 13 barrios junto a las mamás", dijo Olga Velázquez.

En los merenderos se les da a los chicos el desayuno, la merienda y "cuando nos alcanza le damos también el almuerzo. Para organizarnos nos reunimos en una sola casa donde hacemos lo grande, preparamos toda la comida y luego dividimos en tandas de a 60 niños por vez, más o menos", comentó Olga.

Asisten a chicos de 0 a 18 años, mamás embarazadas, y últimamente muchos abuelos. "Mi vida es esto, con Alberto estamos de domingo a domingo pendientes de los comedores, nunca sé a qué hora me levanto o me voy a descansar. Vivo para ellos", afirmó Olga.

Además realizan talleres de corte y confección, de manualidades y de carpintería para solventar los gastos de los merenderos.

Pero como a todos, también les toca atravesar situaciones difíciles. Hace un mes aproximadamente su casa se incendió y perdieron todo lo que tenían, lo propio y lo de los merenderos, incluso todo lo preparado para festejar el día del niño. Sin embargo, esa desgracia sólo les dio más fuerza y los encontró juntos como siempre, dolidos pero con ganas de salir adelante.

A esa fuerza natural se sumó toda la sociedad mendocina que al conocer su historia se acercó a donar lo que tenían, lo que podían. Así también lo hizo Fundación Grupo América, quien les donó un lavarropas, leche y meriendas para los niños, además de indumentaria.

"Perdimos todas las maquinarias, el trabajo que habíamos hecho en los talleres, toda nuestra casa, nuestras cosas, nuestros recuerdos hechos por los niños. Fue muy triste ver todo nuestro esfuerzo hecho cenizas. Pero seguimos de pie por la gente, porque los mendocinos se han comprometido mucho, no tenemos palabras para agradecer todo lo que han hecho. Hasta ahora siguen llegando cosas y sólo le pido que Dios bendiga a quienes tanto nos ayudaron a seguir funcionando."

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