“Inmediatamente se lo saqué de las manos. Ahí tenemos una garita donde están nuestras cosas personales, y en un sillón le empecé a hacer las primeras maniobras de reanimación, porque el bebé estaba inconsciente”, contó Valeria a Diario UNO.
“Responde a un estímulo, produce una tos con vómito de agua, entonces abre los ojos. Salgo de la garita y se lo paso al padre diciéndole que se calmara, que el bebé ya había reaccionado, y en eso que se lo estoy por pasar vuelve a cerrar los ojitos, se desvanece, y vuelve a quedar inconsciente, se pone más morado la manos y en la boquita”, detalló la policía que lleva 12 años en la fuerza.
La mujer, que tenía la vida de ese pequeño en sus manos, se subió al móvil junto a su compañero, el auxiliar José Alevelo, quien pidió autorización para trasladar al bebé al Hospital Sícoli. El padre se subió en la parte de atrás del móvil y partieron a toda velocidad.
Mientras el hombre gritaba “Jael, Jael no te mueras”, Valeria Goroso puso al nene entre sus piernas y siguió con las maniobras de reanimación durante 12 o 15 minutos que llegaron al hospital y se lo entregó a los médicos. “Estaba cada vez más frio, no respondía y estaba más desvanecido. Le hacia el masaje para entregarlo con vida, porque sentía que lo estábamos perdiendo”.
En el Sícoli, la doctora Natalia Catania fue quien recibió al nene y lo ingresó de inmediato a la guardia. El diagnóstico era ahogamiento por inmersión.
“Salgo de la habitación, voy al pasillo con el padre para entrevistarlo, trato de calmarlo y escuchamos un llanto fuerte y le digo: ‘Ese es el llanto de tu bebé’. Le dije que se calmara, y entro de nuevo a la habitación y veo al bebé con todos los profesionales asistiéndolo”.
“Hice cursos, nos capacitaron y recordé que cuando se le hace RCP a los bebés nunca hay que hacerle con las manos. Le expliqué a la doctora porque me hizo algunas preguntas. Todo el tiempo le hice masaje con dos dedos arriba del esternón”, recordó Valeria, madre de dos hijos de 17 y 20 años.
“'Ustedes son unos héroes', nos dijo la médica y nos emocionamos con mi compañero. Nos dijo que eso fue lo que le permitió al bebé oxigenarse y no tener mayores secuelas. ‘Literalmente le salvaste la vida’, me dijo y ahí fue mucha emoción para mí, pero para eso siento que estamos los policías, somos servidores públicos”.
A pesar de los nervios y de tener una vida en sus manos, Valeria aseguró que nunca entró en pánico, “ni en ese túnel que uno se queda paralizado y no actúa. No me paralicé”.
Luego de estar unas horas en observación, el bebé fue trasladado al Hospital Notti para realizarle estudios más complejos y evaluar su condición física por completo.
Valeria estuvo en contacto con la mamá del nene durante la mañana del lunes: “Me agradece infinitamente. La doctora que lo atiende dijo que respira solo, por sus propios medios, y es un paso positivo porque no necesita asistencia y aparentemente no tiene secuelas. La madre estaba desconsolada. Le dije que cuando pase todo esto me permitiera volver a ver al bebé”.
“Nunca le había hecho reanimación a nadie y nunca me tocó vivir una situación como la de esa anoche. Siempre estás con la idea, estás preparada para estas situaciones, pero nunca imaginé que me iba a tocar a mí. Dios puso en mi camino a ese bebé y yo me puse en su camino”, expresó emocionada Valeria.