Expertos en nutrición responden la pregunta. Pero antes, es importante saber por qué este alimento está en auge en la actualidad, conformando distintas dietas y rutinas alimenticias con fines deportivos para el cuerpo.
Un dato curioso es que Argentina encabeza la lista, codo a codo con México, de los países a nivel mundial que más huevo de gallina consume. En el 2024, el país quedó en el segundo puesto del ranking: los argentinos consumen 363 huevos al año per cápita.
Comer huevos todos los días no representa ningún tipo de problema para la salud, es más, trae beneficios para el cuerpo. Este alimento proporciona nutrientes que favorecen el desarrollo muscular, fortalecen el sistema inmunológico y ayudan a mantener una piel sana.
Durante mucho tiempo se pensó que la yema del huevo producía un aumento del colesterol malo en sangre. Diversos estudios desmienten esta teoría, ya que el colesterol presente de en los alimentos naturales no procesados, tiene un riesgo bajo de alteración del colesterol. Siempre y cuando se consuman cantidades normales de huevo.
¿Esto significa que puedo comer una cantidad de huevo ilimitada al día? Lo cierto es que los especialistas en nutrición hacen hincapié en cómo se prepara el huevo, más que en la cantidad de unidades consumida. No es lo mismo comer 4 huevos fritos que comer 4 huevos hervidos en agua.
La Asociación Americana del Corazón recomienda consumir hasta 2 huevos al día para explotar al máximo sus propiedades. Esta medida dependerá de la historia clínica de la persona: si es alguien con predisposición a tener altos los niveles de colesterol, lo mejor es consumir una unidad.
Ahora, si consumes 3 huevos al día no es peligroso para tu cuerpo. Pero sí hay un límite, no puedes comer 10 unidades, como todo en la vida, los excesos son malos. El huevo contiene muchas proteínas, un nutriente esencial pero que puede sobrecargar los riñones y aumentar el riesgo de desarrollar problemas renales.
Además, los huevos contienen grasas saturadas que a la larga y en grandes cantidades puede favorecer el aumento de colesterol malo en sangre, lo cual aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Por lo tanto, es importante tener en cuenta el modo en que se cocinan los huevos, las predisposiciones genéticas y la limitación en el consumo.