La Universidad de Viena recurrió a las resonancias magnéticas funcionales (fMRI) para analizar la actividad cerebral de 49 personas mientras recibían pequeñas descargas eléctricas en la mano.
Durante el experimento, los participantes miraron tres tipos de imágenes:
- Un lago rodeado de árboles, con el sonido del viento y pájaros de fondo.
- Un espacio urbano con edificios y ruido de ciudad.
- Una oficina con muebles grises y sonidos de trabajo.
Gracias a este estudio se pudo confirmar que cuando los participantes observaban la imagen natural, sentían menos dolor y su cerebro respondía de manera diferente.
Dicho estudio fue publicado en Nature Communications, y además se reveló que las imágenes que nos generan placer o calma pueden disminuir la actividad en una zona del cerebro responsable de procesar el dolor (nocicepción).
De esta forma nuestro sistema nervioso reacciona a diversas imágenes, a tal punto que una simple fotografía puede ayudarnos a distraernos del dolor, y este fenómeno se conoce como teoría de restauración de la atención.
Según la European Centre for Environment & Human Health, la teoría de restauración de la atención sugiere que la fatiga mental y la concentración pueden mejorarse pasando tiempo en la naturaleza o realizando alguna actividad que de verdad nos traiga placer.