Como se dijo, el envejecimiento de un gato se manifiesta a través de múltiples sistemas corporales. Entre los cambios más comunes se destacan los siguientes puntos:
- Menor actividad y más descanso: pasan más horas durmiendo y se muestran menos activos, lo que puede parecer normal, pero también podría estar vinculado a problemas articulares como la artritis o la sarcopenia.
- Pérdida o aumento de peso: cambios que pueden reflejar alteraciones metabólicas como hipertiroidismo, diabetes o enfermedad renal crónica (ERC), cuya prevalencia se eleva en gatos de entre 15 y 20 años, según NIH.
- Problemas dentales: entre el 52% y el 68% de los gatos mayores de tres años desarrollan enfermedades orales, como gingivitis o reabsorción dental.
- Disminución de la visión y audición: condiciones como la esclerosis lenticular, cataratas o incluso glaucoma pueden afectar a los gatos mayores de 9 años. En algunos casos, la hipertensión arterial provoca pérdida repentina de la vista.
- Cambios de comportamiento: pueden volverse más irritables, vocalizar más de noche o desorientarse, síntomas que indican un posible síndrome de disfunción cognitiva, equivalente felino al Alzheimer.
- Pelaje y piel deteriorados: menos brillo, zonas sin pelo, coloración blanquecina o pelaje enmarañado, producto de la disminución del acicalamiento.
- Higiene descuidada y crecimiento excesivo de uñas: sobre todo si presentan dolor al moverse.
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Presta atención: estas son las señales que evidencian que tu gato está envejeciendo
Cómo cuidar a un gato anciano
Para cuidar a un gato anciano, se recomienda proporcionar un ambiente seguro y cómodo, asegurar una alimentación adecuada con alimentos fáciles de digerir y una buena hidratación, además de visitas regulares al veterinario para detectar y tratar posibles problemas de salud.
Por otro lado, es importante mantener una rutina estable y dieta específica, estimular su mente con juegos y enriquecimiento, y prestar atención a los mencionados cambios en su comportamiento.