Este procedimiento se repite anualmente, por lo que la orquídea florecerá cada 8 a 12 meses, dependiendo también de la subespecie de planta.
Si la planta parece sana pero no florece cuando le corresponde, los profesionales de la jardinería señalan que el principal problema será la falta de iluminación que debe tener esta especie. Es decir, un abono no puede hacer por sí solo que la orquídea florezca, por lo que requerirá sí o sí de una buena dosis de luz.
Se recomienda colocar la maceta junto a una ventana orientada al sur o al sureste, sin que le pegue el sol directo. Además, es fundamental considerar que las orquídeas también necesitan recibir luz en las raíces, por lo que sus recipientes deben ser transparentes.
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Jardinería: cómo estimular la floración de una orquídea.
Para comprobar si la orquídea está recibiendo la cantidad de luz necesaria, bastará con observar sus hojas: si son de un color verde muy oscuro, es porque necesita mayor iluminación. Por el contrario, si las hojas son de un verde muy claro, es porque tiene un exceso de luz.
Por otro lado, cuando la orquídea comience a florecer, es necesario evitar correr la maceta. Especialistas señalan que la espiga querrá crecer hacia la luz, por lo que intentará girar, representando un estrés para la orquídea, lo que incidirá notablemente en su correcta floración.