"No tener dos dedos de frente" es una las frases más usadas en la cultura argentina. La misma es usada cuando uno quiere referirse a una persona que carece de inteligencia o de buen juicio.
"No tener dos dedos de frente" es una las frases más usadas en la cultura argentina. La misma es usada cuando uno quiere referirse a una persona que carece de inteligencia o de buen juicio.
Aunque no lo creas, el origen de esta frase se remonta al siglo XIX y está vinculado a las teorías del anatomista Franz Joseph Gall, un profesional de la medicina que desarrolló la frenología, una pseudociencia que pretendía predecir el carácter, los rasgos, las aptitudes y la personalidad de una persona a través del tamaño, la forma y las protuberancias de su cabeza.
Una de las teorías de Gall analizaba el tamaño de la frente. El anatomista creía que cuanto más ancha fuese esa parte del cuerpo, más inteligente sería la persona. Esta idea llevó a la creencia popular de que una frente estrecha, con un ancho menor a dos dedos, era indicador de menor inteligencia.
La expresión o frase "no tener dos dedos de frente" se popularizó como sinónimo de una persona que es poco inteligente o que tiene falta de sentido común. Una frente ancha era signo de mayor lógica y buen juicio, estableciendo la medida de dos dedos como el mínimo necesario para considerar a una persona "normal" en cuanto a inteligencia.
Desde la perspectiva de la neurociencia actual, esta expresión tiene cierta conexión, aunque no de la manera simplista que proponía Gall. Diversos estudios confirman que el lóbulo frontal del cerebro es la parte donde reside la capacidad para: planificar acciones, toma de decisiones, motivación, solución de problemas y atención.
Padecer una lesión en esta zona del cerebro puede derivar en cambios de personalidad y a la pérdida del juicio moral. Finalmente, este lóbulo contiene el área de Broca, que es esencial para la producción de los componentes motores del habla.