Historia de vida

Matías Guzmán, el primer ingeniero de su familia que alcanzó el sueño gracias a una beca

Se convirtió en el primer ingeniero de su familia gracias al apoyo de Fonbec, que lo ayudó a superar desafíos económicos en su carrera en sistemas en la UTN

Ser el primero de la familia en alcanzar un título profesional es todo un logro y representa años de esfuerzo, sacrificio y sueños compartidos. Ese es el caso de Matías Guzmán, que tiene 27 años y es de Maipú. Este año se recibió de ingeniero en sistemas en la UTN, consolidando un camino que sin la ayuda del Fondo de Becas (Fonbec) hubiera sido imposible. Para Matías, la beca no solo significó un apoyo económico, sino un sostén que le permitió concentrarse en sus estudios, cubrir gastos esenciales como internet, apuntes y transporte, y proyectar un futuro que parecía lejano.

matias guzman con padres
Papá orgulloso; mamá feliz. Matías asegura que este logro fue un antes y un después en su vida.

Papá orgulloso; mamá feliz. Matías asegura que este logro fue un antes y un después en su vida.

Fonbec, fundación nacida en 1999, trabaja en todo el país para apoyar a jóvenes con talento y compromiso que, de otra manera, tendrían serias dificultades para continuar su formación. Su modelo se basa en un sistema de padrinazgo: particulares o empresas acompañan económicamente y en lo humano a los becados, estableciendo un vínculo cercano y transformador. En la filial de Mendoza, Matías contó con el acompañamiento de varios padrinos, entre ellos Raúl Gascón, la empresa Montemar, la Asociación de Magistrados de Mendoza y Gastón Tarquini. Gracias a ellos, pudo sostenerse durante toda la carrera y dar un paso histórico: convertirse en el primer profesional de su familia.

“Siempre me llamó la atención todo lo relacionado con la tecnología, la inteligencia artificial y la robótica. Por eso decidí estudiar ingeniería en sistemas”, recuerda Matías, mientras describe el largo recorrido que lo llevó a recibir su título.

"Soy el primer profesional de la familia y estoy orgulloso"

“Ser el primer ingeniero en la familia, tanto por parte de mi padre como de mi madre, es un orgullo increíble. Sin la beca no hubiera sido posible”, reconoce, y subraya cómo el apoyo de Fonbec le permitió afrontar los gastos imprescindibles de la universidad: el abono para trasladarse, internet para cursar y estudiar, y la impresión de apuntes que él, a la vieja escuela, prefería leer en papel.

Nacido el 18 de mayo de 1997, Matías es hijo de Claudia Rodríguez, maestra, y Marcelo Guzmán, chofer de tráfics que lleva a los trabajadores a los pozos de petróleo. Sus abuelos, Francisco Guzmán y Nilda Marqui, formaron parte también de este proceso, celebrando cada pequeño avance de Matías con orgullo y dedicación. “Fue una alegría enorme poder recibirme, aunque aún no tengo el título físico. Terminar la carrera con tanto esfuerzo fue un momento increíble”, confiesa.

matias y sus abuelos ingeniero
Francisco Guzmán y Nilda Marqui, abuelos orgullosos de Matías: primer profesional de la familia.

Francisco Guzmán y Nilda Marqui, abuelos orgullosos de Matías: primer profesional de la familia.

El camino no fue sencillo. Materias complejas como diseño de sistemas, análisis matemático demandaron horas de estudio, paciencia y disciplina. “Hubo momentos de mucho estrés tratando de entender la teoría, buscando tutoriales en internet o consultando libros. Pero gracias a Dios y a la beca, lo pude lograr”, dice Matías, para reflejar su esfuerzo personal y la red de apoyo que lo sostuvo.

Su mirada, sin embargo, no se detiene en el pasado. Hoy, Matías se proyecta hacia la inteligencia artificial y la robótica, campos en los que ya está profundizando mediante cursos de deep learning orientados a visión computarizada y modelos de lenguaje natural. “Quiero sentar bien las bases en inteligencia artificial y, más adelante, estudiar un doctorado en robótica. Es desafiante, pero me entusiasma muchísimo”, asegura.

Matías demostró que con esfuerzo pudo recibirse de ingeniero

Su historia se convierte en ejemplo para otros jóvenes, muchos de los cuales también salen a buscar ayuda a través de becas: el esfuerzo y la disciplina son las claves para alcanzar metas que pueden parecer imposibles.

Matías también destaca la importancia de la familia y de su red de apoyo. “Mis padres, abuelos y mis padrinos de Fonbec fueron pilares fundamentales. Sin ellos, hubiera sido mucho más difícil”, señala.

Fonbec, a través de este modelo de padrinazgo, busca no solo ayudar económicamente, sino fomentar valores de compromiso y responsabilidad. La experiencia de Matías refleja cómo la educación puede transformarse en una herramienta de cambio social, especialmente cuando se combina con la solidaridad y el acompañamiento de quienes creen en el potencial de los jóvenes.

“Para quienes piensan que es imposible estudiar, les digo que no lo es. No me considero un genio, pero con esfuerzo y disciplina, se puede lograr. La clave está en creer en uno mismo y en aprovechar las oportunidades que se presentan”, afirma.

"Ahora es momento de lanzarme al mundo laboral"

A pesar de haberse recibido recientemente, Matías ya está abocado a nuevos desafíos laborales: actualmente realiza una prueba técnica que lo prepara para insertarse en el mercado profesional, con la misma pasión que lo llevó a estudiar ingeniería.

Matías Guzmán es consciente de que este logro personal trasciende su propio título: es el primer ingeniero de su familia, un joven que supo combinar talento y oportunidades, y cuya historia inspira a otros a perseguir sus sueños a pesar de las dificultades.

María Graciela Sanz de Barranco, titular de la filial local de Fonbec, cerró la historia: "A nosotros como institución, tener becarios que lleguen a la meta nos llena de orgullo. Y en el caso de Matías ¡qué puedo decir! Es un valorazo".

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