Mucho se ha hablado en estos días sobre una información que afirmaba que tras recibir la vacuna contra el coronavirus Sputnik V, creada en la Federación Rusa, no se debe ingerir alcohol por 42 días. Este lunes una científica argentina desmintió este trascendido y explicó se trata seguramente de una tergiversación, o una noticia maliciosa, en el peor de los casos, ya que ese comunicado no existe.
La bióloga de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), Belén Almejún, explicó que se trata de una mala interpretación de los consejos que dio una ministra respecto a la vacuna rusa, que ha sido la primera en comenzar a usarse en el mundo, iniciando la inoculación de la población en el gigante euroasiático este pasado sábado, mientras que la segunda será Gran Bretaña, comenzando este martes.
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“Es verdad que una ministra rusa salió a decir que tras la vacunación había que limitar el consumo de alcohol, de drogas, y limitar los espacios concurridos. Pero hay que tener en cuenta que en Rusia están vacunando previo a las Fiestas (de fin de año), y la realidad es que fue una advertencia como para que la gente no se exceda, como en cualquier cosa", aclaró Almejún en una charla vía Skype con el Noticiero Siete, este lunes.
Sólo se aconsejó moderación
"Uno no debe excederse en el consumo de alcohol. Sabemos que un consumo excesivo de alcohol o drogas bajan el sistema inmune, como nos pasa cuando tomamos antibióticos, puede afectar la respuesta inmune. Ahora, (la ministra) no salió a decir prohibimos el consumo de alcohol, sino que traten de que sea limitado", explicó la bióloga argentina.
"La evidencia científica demuestra que, para cualquier tipo de vacunación, uno durante los tres primeros días tiene que cuidarse más, por los efectos adversos que podrían haber –fiebre o dolor muscular- y obviamente, para tratar de tener un estado saludable", explicó, para agregar: "Lo que es nuevo, si se quiere, es que estamos ante una pandemia, estamos vacunando con un virus circulante. Entonces uno tiene que evitar los espacios de conglomerado de gente", concluyó la científica argentina Belén Almejún.