Entre los países de Asia que disputan estas islas se encuentran China, Vietnam, Filipinas, Malasia, Brunei y Taiwán. Cada uno sostiene reclamos basados en razones históricas, geográficas y legales. China, en particular, ha adoptado una postura agresiva, señalando gran parte del Mar de China Meridional con su llamada “línea de nueve puntos” para justificar su reclamación, lo que ha provocado tensiones internacionales.
La agresiva postura de China sobre esta isla
En los últimos años, China ha llevado a cabo construcciones masivas en algunas de las islas, creando bases militares, pistas de aterrizaje y sistemas de defensa aérea. Estas acciones han alarmado a la comunidad internacional y a sus vecinos, que ven en esta militarización una amenaza para la estabilidad regional.
Estados Unidos y otras potencias occidentales mantienen una presencia naval regular en la región para defender la libertad de navegación y evitar que China monopolice esta vía marítima. Esto ha añadido un componente internacional al conflicto, transformando las disputas territoriales en un problema de alcance global. Es así que las Islas Spratly representan un foco crucial de disputa en Asia por su valor estratégico, recursos naturales y la rivalidad entre naciones. Su control implica poder económico, militar y geopolítico en una de las regiones más dinámicas y sensibles del mundo.