Una de estas analogías que sigue vigente es la comparación entre la vida y una partida de ajedrez. Esta imagen, muy usada en la filosofía moderna, refleja la manera en que enfrentamos las decisiones y los obstáculos cotidianos.
El ajedrez es un juego de estrategia en el que cada jugador debe tomar decisiones con las piezas que tiene, enfrentándose a un adversario imprevisible. De modo similar, en la vida no siempre podemos elegir las circunstancias que nos tocan, ni controlar las acciones de los demás, pero sí podemos decidir cómo actuar, qué movimientos hacer y cómo adaptarnos a las situaciones.
Esta analogía subraya la importancia del pensamiento estratégico, la paciencia y la previsión. También invita a aceptar la incertidumbre, reconociendo que no todos los factores están bajo nuestro control, pero que la forma en que respondemos es clave para nuestro bienestar y éxito.
Pensadores como Arthur Schopenhauer han reflexionado sobre la libertad humana y las limitaciones externas. La analogía con el ajedrez se relaciona con su idea de que, aunque no podemos controlar todas las condiciones externas, sí podemos elegir nuestra actitud y nuestras decisiones.
Este enfoque filosófico resalta la responsabilidad personal y la resiliencia como virtudes esenciales para enfrentar la vida, entendiendo que cada “movimiento” puede acercarnos a nuestras metas o enseñarnos a mejorar.
La partida no siempre será ganada, y el sufrimiento es parte del juego. Pero la filosofía de Schopenhauer nos invita a entender esa dinámica para no frustrarnos y buscar la serenidad a través de la aceptación.
"El arte de sobrevivir" es un texto de Schopenhauer que contiene la cita completa: