"Solo con trabajo se sale adelante"
Pero su historia no comienza ahí. De niña vivió el horror: abusos, explotación y soledad. Escapó de su casa en busca de una vida mejor, pero cayó en manos de personas que la esclavizaron. Hasta que, un día, alguien la ayudó a liberarse. “Fui salvada. Y desde entonces me prometí que iba a salir adelante”, dice.
Y lo hizo. En Mendoza, donde recaló sin nada más que sus sueños, empezó de cero. Aprendió a leer y escribir en el CEBJA 126 Fabián Testa y luego terminó la primaria en el CEBJA 3-214 Carlos Fuentealba. Allí fue elegida abanderada nacional, un reconocimiento que ella vivió como una caricia al alma. “Fue una felicidad que no puedo describir con palabras”, asegura.
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Juanita, a la derecha, junto a dos de sus hijas. Llegó de Bolivia con el deseo de progresar y lo logró en el barrio Flores y Olivares.
Gentileza
No solo eso: también se animó a desafiar los estereotipos de género. A través del municipio, realizó cursos de construcción en seco y paneles de friolatina, un material novedoso que ya comenzó a utilizar en su propia casa. “Las mujeres podemos esto y mucho más”, afirma. Así levantó su techo con sus propias manos, convencida de que todo aprendizaje sirve.
La mujer que abrió un merendero en pandemia
Durante la pandemia abrió las puertas de su hogar para fundar un merendero que alimentó a cientos de niños del barrio Flores y Olivares. Juanita no sabe de descansos ni de indiferencia. “Si veo a un niño con hambre, sin guardapolvo o zapatillas, enseguida salgo a ver qué puedo hacer. Si no tengo dinero, uso el ingenio”, explica.
Madre de hijos propios y también del corazón —entre ellos una niña discapacitada y embarazada a la que decidió cobijar—, Juanita es la persona a la que todos en el barrio acuden cuando necesitan algo.
Hoy, su lucha no se detiene. Trabaja, estudia, cría, construye. En este Día del Trabajador, Juanita representa a quienes, desde el esfuerzo silencioso, sostienen el mundo.