El descubrimiento de tres tumbas cristianas de 1.500 años de antigüedad en Israel causó gran expectación entre arqueólogos al hallar figurillas extraordinariamente raras elaboradas en ébano y hueso. Los expertos determinaron que estas piezas, utilizadas como colgantes, representan personas con rasgos africanos.

Las excavaciones realizadas en el cementerio cercano al sitio arqueológico de Tel Malata, ubicado en la zona noreste del desierto del Néguev, sacaron a la luz los restos de dos mujeres y un niño. Los investigadores publicaron sus hallazgos en la más reciente edición 2025 de la revista 'Atiqot, donde proponen que estas personas o sus ancestros podrían haber sido africanos convertidos al cristianismo antes de migrar hacia aquella región.

El descubrimiento que revela conexiones comerciales milenarias

Los análisis de las figuras encontradas resultan particularmente valiosos pues proceden del ébano de Ceilán (Diospyros ebenum), un árbol de crecimiento lento originario del sur de India y Sri Lanka. Este material llegó a la región gracias a las rutas comerciales establecidas desde el siglo IV d.C., cuando el Imperio Bizantino comenzó intercambios con estas regiones asiáticas.

excavacion israel.webp
La excavación llevó a un descubrimiento inesperado.

La excavación llevó a un descubrimiento inesperado.

El equipo de arqueología encargado de las investigaciones trabaja en Tel Malata desde la década de 1970, documentando una ocupación intermitente del sitio desde la Edad de Bronce Media (2000 a 1500 a.C.). Durante la época romana temprana, el asentamiento contaba con una fortaleza o mansión fortificada que posteriormente evolucionó hasta convertirse en "un asentamiento central y una capital administrativa" en el período romano-bizantino.

Los investigadores destacan que el lugar se ubicaba en "una importante encrucijada comercial por la que pasaban artículos de lujo procedentes de Arabia y más allá", lo cual explica la presencia de materiales exóticos como el ébano en las tumbas africanas que datan de los siglos VI y VII d.C.

En el campo de la arqueología funeraria, las cinco figuras analizadas (tres de hueso y dos de ébano) representan un caso excepcional. Mientras que las figuras de hueso eran "comunes desde el período Neolítico en adelante, y se utilizaban tanto en rituales domésticos como en entierros", las piezas de ébano "son muy raras", según afirman los especialistas en el estudio.

Vínculos familiares preservados en la muerte

Una de las tumbas de cista contenía los restos de una mujer que falleció entre los 18 y 21 años, enterrada con recipientes de vidrio, un brazalete de bronce y una figurilla de hueso que representa a una mujer, según detalla el informe arqueológico.

figuras africanas.webp
Las figuras revelaron fuertes lazos con África.

Las figuras revelaron fuertes lazos con África.

En otra sepultura se halló una mujer un poco mayor, que murió entre los 20 y 30 años. Sus objetos funerarios incluían dos jarras de alabastro, una figurilla de hueso que muestra "la parte superior de un cuerpo femenino" y una figura de ébano que "representa un rostro femenino muy detallado, con rasgos africanos típicos", describen los investigadores.

El hallazgo más emotivo corresponde a la tumba del niño de 6 a 8 años, enterrado con joyas de bronce y dos figuras – una de hueso y otra de ébano. El colgante de ébano "muestra un rostro y torso masculino muy detallado, con rasgos africanos típicos", explican los expertos. "La figurilla tiene pelo largo y posiblemente representa a un antepasado del difunto".

La similitud en el tamaño y estilo de los colgantes de ébano encontrados en las tumbas de la mujer y el niño sugiere un parentesco directo entre ambos, probablemente madre e hijo, según concluyen los arqueólogos responsables del descubrimiento.