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La excavación llevó a un descubrimiento inesperado.
El equipo de arqueología encargado de las investigaciones trabaja en Tel Malata desde la década de 1970, documentando una ocupación intermitente del sitio desde la Edad de Bronce Media (2000 a 1500 a.C.). Durante la época romana temprana, el asentamiento contaba con una fortaleza o mansión fortificada que posteriormente evolucionó hasta convertirse en "un asentamiento central y una capital administrativa" en el período romano-bizantino.
Los investigadores destacan que el lugar se ubicaba en "una importante encrucijada comercial por la que pasaban artículos de lujo procedentes de Arabia y más allá", lo cual explica la presencia de materiales exóticos como el ébano en las tumbas africanas que datan de los siglos VI y VII d.C.
En el campo de la arqueología funeraria, las cinco figuras analizadas (tres de hueso y dos de ébano) representan un caso excepcional. Mientras que las figuras de hueso eran "comunes desde el período Neolítico en adelante, y se utilizaban tanto en rituales domésticos como en entierros", las piezas de ébano "son muy raras", según afirman los especialistas en el estudio.
Vínculos familiares preservados en la muerte
Una de las tumbas de cista contenía los restos de una mujer que falleció entre los 18 y 21 años, enterrada con recipientes de vidrio, un brazalete de bronce y una figurilla de hueso que representa a una mujer, según detalla el informe arqueológico.
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Las figuras revelaron fuertes lazos con África.
En otra sepultura se halló una mujer un poco mayor, que murió entre los 20 y 30 años. Sus objetos funerarios incluían dos jarras de alabastro, una figurilla de hueso que muestra "la parte superior de un cuerpo femenino" y una figura de ébano que "representa un rostro femenino muy detallado, con rasgos africanos típicos", describen los investigadores.
El hallazgo más emotivo corresponde a la tumba del niño de 6 a 8 años, enterrado con joyas de bronce y dos figuras – una de hueso y otra de ébano. El colgante de ébano "muestra un rostro y torso masculino muy detallado, con rasgos africanos típicos", explican los expertos. "La figurilla tiene pelo largo y posiblemente representa a un antepasado del difunto".
La similitud en el tamaño y estilo de los colgantes de ébano encontrados en las tumbas de la mujer y el niño sugiere un parentesco directo entre ambos, probablemente madre e hijo, según concluyen los arqueólogos responsables del descubrimiento.